lunes, 26 de septiembre de 2011

Valoración Personal de Gloria. Voluntaria al C.T. San Gil/Placeat Agosto 2011

“Aun recuerdo el día en que me decidí a ir al campo de trabajo de san gil,  no tenía muy claro a lo que iba y ni mucho menos lo q me esperaba allí. En el viaje de ida, un miércoles 3 de agosto, me sentía nerviosa y con muchas preguntas pasando por mi cabeza ¿cómo será la gente con la q voy a pasar 15 días? ¿Y los usuarios? ¿Pasaremos mucho tiempo con ellos? y muchas dudas más q poco a poco se fueron resolviendo. Desde el primer día, nuestros monitores dándolo todo por nosotros, ¿he odio bar arco iris? quietos! no os mováis! en nada estamos allí! siendo muy bien recibidos desde el primer momento por ellos. Poco a poco pero desde el primer día fuimos todos haciendo una gran piña, voluntarios y usuarios.
 
Nunca olvidare, el ver llegar a los usuarios por las mañanas con tantas ganas, ilusión y motivación por "trabajaL" y a la misma vez por estar con nosotros, los voluntarios. Con esas mismas ganas era con las que me despertaba cada día, por ver una sonrisa de Eva, Alberto... o un viaje con Carlos y sus cánticos. Creo q esos 45 minutos de viaje en "la furbo" nos unía a todos un poquito más (verdad leonas?)
 
 Agradeceros a todos esos 15 días (como diría mi compi de "chalete" Mariola y a la q le debo un desayuno) tan maravillosos y en especial a los monitores "Javier", Álvaro y chuchi, y sin duda a nuestro gran “che mari” sin vuestro esfuerzo y
Sin vosotros nada hubiera sido lo mismo. y a vosotros voluntarios, espero q nos podamos
Llegar a ver pronto”.
 
Un abrazo a todos de Gloria Sánchez…"

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Valoración Personal de Tania. Campo de Trabajo San Gil/Placeat Agosto 2011

" Empecé a escribir esto recién llegada a mi querida tierruca, sentada oliendo mar, con alguna (os lo confesaré) lagrimilla corriendo por las mejillas, tratando de aterrizar, de regresar a ¿mi lugar?, tras casi un mes por tierras extremeñas, tras casi un intenso, excitante, trascendental, reconfortante, divertido, apasionado, sentimental, transmisor de lecciones y aprendizajes, pacificador, sanador, aventurero, cargado de adrenalina, serenador, aportador de amor, felicidad y sonrisas (y alguna que otra lágrima también…), de sensaciones que ponen al límite (pilones y gargantas…), capaces de demostrarme CAPAZ de saltar y VOLAR, porque ha sido gracias a todos vosotros (placentinos, ‘sangileses’, cacereños, extremeños en general, usuarios, monitores,  voluntarios, ‘capataces’…) que he APRENDIDO a limar, pulir y barnizar mis discapacidades, porque allí he aprendido cada día cómo hacerlo –o más bien he aprendido a plantar, regar, podar y recolectar nuevas semillas que ya empiezan a dar frutos MARAVILLOSOS-…
Con esto no trato sino agradecer a Álvaro, Javi, Chuchi, Mario, Itxaso, Davinia, Isabel, Raquel, Lucía, Teresa, Ainara, Lourdes, Luis, Kepa, Javi, Almudena, Diana, Mariola, Natalia, Gloria, Fran, Julia, José Mari… y cómo no, a mis chicos, a todos y cada de ellos (Saluki, Javi, Lorenzo, Carlos Alberto, Goyita, Tomás, Rubén, Luque, Alberto, Manolo, Facundo, Goyo, Jacinto… y todos los que se me pasa nombrar, no por tenerles menos en mente…), agradecer esta experiencia tan PLENA para mí, agradeceros todas y cada una de las sonrisas que me habéis dibujado, desde primera hora de la mañana hasta última (última última) de la noche, agradeceros todas las veces que habéis hecho que TENGA EL CORAZÓN ALEGRE, todas las agujetas en la tripa de ‘jartarme’ de reír con vosotros, todos los besos que me habéis regalado, todas las miradas de complicidad brindadas, toda la afonía (que os diré aún me dura) lograda a base de reír y cantar (y hablar? ¿yo? apenas)… y qué decir de lo agradecida que me siento por haberme mostrado la más bella cara de Extremadura, con todas sus curiosidades y grandiosidades, y gente, así os lo digo, ME HE IDO E-NA-MO-RA-DA de Extremadura, de corazón os lo digo…  esto es muy grande, no creo que en cien años encontrara palabras para definir lo satisfecha que me siento por todo esto…
Pues eso, que sólo es un agradecimiento, en ningún momento trato de convencer a nadie para que venga a vivir esto, entre otras cosas porque por aquí los extremeños prefieren que Extremadura siga siendo esa ‘gran desconocida’ y así evitar aglomeraciones en esos naturales paraísos, jajaja… en serio, si estás leyendo esto, TÚ MISMO, yo caí aquí bastante de rebote, pues mis preferencias eran las Cíes, Canarias, Mallorca… y vine a dar a San Gil, de forma muy casual… (¿o no fue casualidad?) y mira cómo me voy, con la mochila bien llena… así que decide, si de verdad te apetece hacer algo de esto, no dudes, San Gil, donde sobran las palabras porque habitan las emociones… ASÓMATE…
Y ya me despido, que quería que esto fuera breve, y aquello que empecé a escribir en el norte, termino de acabarlo en el centro, y por ello me doy cuenta que allá, vaya donde vaya, familia, estáis conmigo… muy dentro…

Simplemente, prometo estaros eternamente AGRADECIDA…

Tania (Voluntaria del C.T. San Gil/Placeat)".

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Valoración Personal de Kepa. Voluntario al C.T. San Gil/Placeat 2011

"En primer lugar quiero agradecer al director y a los monitores por haber hecho posible el funcionamiento del campo de trabajo y haberse encargado de que fuera todo bien; a los voluntarios, que llegados desde diferentes rincones del país han aportado su granito de arena, ayudando y compartiendo unos días de sus vacaciones con todos nosotros; y, en especial, quiero agradecer a los usuarios, los auténticos protagonistas de este campo de trabajo. Ellos han sido la guinda de esta magnífica experiencia y sin ellos habría sido otra cosa.
Llegué a San Gil el día 3 de agosto sin experiencia alguna sobre el mundo de la discapacidad intelectual. Estaba muy nervioso aquella tarde, cuando fuimos a la residencia para conocerlos por primera vez, pero al estar un rato con ellos el miedo y la incertidumbre desaparecieron de mí. Me di cuenta de que no hace falta para nada ningún conocimiento previo ni técnicas sobre como tratarles, basta con actuar con naturalidad, ser uno mismo, comprensión y, a veces, con un poquito de paciencia. Son personas llenas de bondad, sentimientos, energía, alegría… nunca se les borraban las sonrisas de sus rostros. Me han demostrado que no son discapacitados, sino todo lo contrario, son capaces de hacer todo lo que se les proponga: capaces de trabajar en las labores de mantenimiento de la finca (regar, podar, limpiar el camino de hierbajos, desbrozar el invernadero…); capaces de elaborar la masa del cemento para construir el merendero, capaces de hasta enseñarme cómo utilizar de una forma más efectiva las herramientas del campo; capaces de hacer largas rutas senderistas a pleno sol con un calor sofocante, donde ellos nunca cesaron en su empeño de llegar al final del recorrido con un afán de superación increíble; y capaces de muchísimas cosas más como trabajar en talleres de cuero, punto, cestería, carpintería…etc. Me quedé realmente sorprendido al ver la infinidad de cosas que hacen en los talleres.
Otra parte del campo de trabajo consistió en hacer turismo rural, por las tardes o incluso todo el día, para conocer el norte de Extremadura, bella por naturaleza. Aunque soy de Portugalete tengo raíces extremeñas y cada vez que voy siempre me quedo maravillado al observar la tierra que vio nacer a mi padre. Siempre en compañía de los usuarios (quienes siempre nos estaban esperando con ansias cuando llegábamos con las furgonetas); salvo el día que fuimos a Hervás, que los eché mucho en falta, fuimos visitando diferentes enclaves de la provincia de Cáceres, pintorescos pueblos serranos con el arroyo que pasa por medio de las calles, sus piscinas y gargantas naturales con aguas cristalinas donde da gusto darse un chapuzón, parques naturales donde se pueden observar las aves de la zona y manadas de ciervos en libertad, visitamos también un centro de rehabilitación de aves, también realizamos visitas culturales en antiguas ciudades romanas, en Plasencia y en la zona monumental de Cáceres, Patrimonio de la Humanidad. A Extremadura la llaman la gran desconocida, no es árida ni seca como aparenta ser. Si quieren comprobarlo, no se lo piensen dos veces, ¡vengan a conocerla!
Como en este campo de trabajo no hay cabida para el sedentarismo y el aburrimiento se nos ofreció la posibilidad de practicar deportes, tales como el pádel, golf, fútbol, baloncesto, tenis de mesa, billar, futbolín, andar en bici… hasta cogimos cangrejos en una charca. Además de las variadas y divertidas dinámicas que organizaron los monitores.
En fin, han sido unos quince días maravillosos. Desde aquí quiero animar a todos los jóvenes que hayan tenido la suerte de entrar en este blog de participar el año que viene en este campo de trabajo o de realizar otras actividades integradoras que se organicen en sus respectivas ciudades. Verán que su ayuda será gratamente recompensada, ya que al mínimo detalle, la mínima muestra de afecto que uno tiene hacia ellos les será devuelta con creces. Esta experiencia me ha ayudado muchísimo, he crecido como persona, he aprendido a valorar las pequeñas cosas y el último día me fui con una paz interior que no podéis imaginar, feliz de haber compartido dos semanas con personas extraordinarias y al mismo tiempo triste de volver a la rutina de siempre.


Espero que se sigan apoyando estos proyectos y que no se les ocurra rebajar ni un solo céntimo del presupuesto del campo de trabajo del año que viene.


Recibid un fuerte abrazo.

Kepa".

jueves, 1 de septiembre de 2011

Valoración Personal de Ainara. (Voluntaria del C.T. San Gil/Placeat 2011)

"Sin ni siquiera saber lo que era un campo de trabajo me dispuse a colaborar en uno de ellos, y entre tanta variedad temática, fui a escoger el mejor: el Campo de Trabajo de Placeat en San Gil. La integración social es el núcleo, de tal forma que todos giramos en torno a él para hacerlo aun más grande, si cabe. De esta manera la labor que Placeat está llevando a cabo es muy importante para el colectivo de la discapacidad intelectual y este lo sabe valorar. Así nos lo demostraron la última noche cuando poco a poco fueron sacando al exterior cada uno de ellos sus grandes sentimientos: por una parte, la alegría de habernos conocido y haber pasado unos días felices con una "nueva familia", y por otra parte, la tristeza les invadía al llegar la hora de separarnos.
Pero lo mismo ocurrió entre voluntarios y monitores, esa extraña sensación invadió cada uno de nuestros corazones. Echando la vista atrás me veo rodeada de todos ellos, y ahora somos como hermanos, solo espero que esto sea para siempre; que las risas que nos hemos echado no pertenezcan solo al pasado.

Con esta experiencia, mi mente, mi alma y mi corazón han cambiado. Te das cuenta de que todos hemos sido una gran familia; que aunque parecía que eran ellos quienes necesitaban algo de cariño, realmente eras tú quien más lo necesitaba; aprendes a valorar las cosas verdaderamente importantes en la vida; porque ahí estaban ellos cada mañana, con una sonrisa y un beso listos para regalarte.
Lo llaman campo de trabajo porque hay que reconstruir el merendero, limpiar el camino, quitar las malas hierbas del invernadero... pero, ¿eso es trabajo? No, eso es solo una excusa para disfrutar de la compañía de cada uno de ellos con sus pequeñas historias que no se cansan de contarte, para sacar el máximo jugo a estos increíbles momentos.

Por otro lado, a pesar de ser de Cáceres he conocido más a fondo nuestra tierra. De hecho, hay lugares que no sabía de su existencia y ahora, no dudo en volver a visitarlos. Si antes me gustaba Extremadura, ahora me gusta más.
Resumiendo, estos escasos quince días han dado para mucho y me han llenado de buenas experiencias y momentos increíbles, que espero, algún día volver a repetir.

GRACIAS A TODOS POR SER COMO SOIS Y GRACIAS DE MANERA ESPECIAL A CHUCHI, JAVI Y ÁLVARO POR HACERNOS SENTIR COMO EN CASA".
 

Un beso de la de Majadas y otro de Fatema.

Valoración Personal de Mariola. (Voluntaria al C.T. San Gil/Placeat 2011).

"Mi valoración es corta y clara no cambio ni un segundo vivido en San Gil ha sido una experiencia maravillosa. Lo que siento después de casi un mes de mi llegada a San Gil es que ha sido una experiencia que me ha aportado mucho más de lo que yo he podido dar, fui ayudar como el resto de mis compañeros, pero el resultado fue que la ayudada fui yo por todo el conjunto de personas y vivencias, y poder sentir a la Madre Naturaleza en todo su esplendor que eso me transmitió una porción de energía desmesurada como hacía tiempo que no sentía mezclada con la chispa de magia que cada voluntario, monitor y muchacho aportaba, bueno y José Mari que sin él San Gil tampoco sería lo mismo la mezcla perfecta para que fueran unos días inolvidables.
Es digno de admirar que los monitores hayan ocupado sus vacaciones a ayudar a otras personas y en acompañarnos a nosotros en todo momento, respecto a las personas con discapacidad o muchachos como a mí me gusta llamarlos me han enseñado y aportado  mucho más ellos que todo lo que yo haya dado. Jamás se me olvidará la cara de Mimi jugando conmigo en el agua eso fue una sensación indescriptible y cada vez que cierro los ojos y la veo me emocionó, o de Tomás bailando con él, de Lorenzo riéndose, Carlos Alberto cantando y amenizando los viajes que cuando voy en mi coche me acuerdo de sus canciones, de Eva que siempre estaba cansada, de Gregoria y su afán de superación y del resto que para nombrarlos a todos me faltaría tiempo.
Una mirada es el espejo del alma, cuando esa mirada es limpia y llena de cariño y te sonríen cuando te ven, eso es grandioso en San Gil he encontrado una paz que necesitaba desde hacía mucho gracias a una mezcla de magia aportada por cada una de las personas con las que he coincidido en este camino tan largo que es la vida, crecer no sé si he crecido pero enseñarme me ha enseñado y me ha dado seguridad como persona. Os estoy muy agradecida a todos, por haberme regalado unos días fantásticos, de verdad no sé que decir porque las palabras se quedan cortas y para Zaragoza me he llevado el regalo más grande un montón de sonrisas, miradas llenas de cariño,  sonrisas y muchos besos. Son cosas sencillas que cuando tenemos no les damos importancia no valoramos pero que si nos faltaran no seríamos felices y nuestro día día sería muy triste.
No me pidáis que diga que cosas no me han gustado o que se podría mejorar porque yo no cambiaría, nada ni un solo instante que viví allí porque encontré tranquilidad y felicidad os debo mucho".

Gracias.

Besicos.

Mariola Fuertes Gálvez.