lunes, 2 de septiembre de 2013

Valoración Personal de Anabel Aguilar, Voluntaria del Campo de Trabajo San Gil/Placeat 2013

Hace más de dos semana que se acabó la maravillosa aventura que comenzó un 5 de Agosto en San Gil, y aún hoy recuerdo con amargura aquella última noche, aquel momento de despedida en el que cada uno de nosotros dijo unas palabras y durante el cual las lágrimas no me dejaron expresar todo lo que me habría gustado. Espero plasmar en estas palabras de forma clara todo lo que ha significado para mí esta experiencia. Aún recuerdo como si fuese ayer el momento en el que llegué a la finca de San Gil. Momentos de incertidumbre en los que ni yo ni ninguno de mis compañeros sabíamos qué era lo que nos esperaba, excepto mi gran compañera y amiga Lucía, que desde los primeros momentos nos empezó a contar algunas de las maravillas que nos aguardaban. La verdad es que durante los primeros momentos me mostré muy reticente a todo lo que escuchaba. No creía que durante estos 15 días iba a conocer a gente tan fantástica, que iba a aprender tantísimo de ellos y ni se me pasaba por la mente todo lo que iba a disfrutar.

No me imaginaba lo equivocada que estaba, aunque no tardé demasiado en darme cuenta de mi error. Y es que llevaba tan solo unas horas en la finca de San Gil y parecía que llevaba allí media vida. La simpatía de los usuarios, el cariño que nos dieron y la confianza que se respiraba en el ambiente me hizo acomodarme de una forma increíble. A partir de ahí comenzaron 15 días inolvidables. 15 días en los que no solo he disfrutado de usuarios, voluntarios y monitores, de los sorprendentes paisajes que cada día descubríamos, y de cada momento vivido, sino que también me han servido para pensar y aprender muchísimo.

El cariño de Manolo, la dulzura de Saluki, la ternura de Tomás, la energía de Javi, las bromas de Lorenzo, los inesperados abrazos de Alberto, las canciones de Carlos Alberto, las sonrisas de Mimi, Eva, Jorge, Luque, Felipe… Los momentos en la furgoneta, en los caminos andando, mientras nos bañábamos o simplemente mientras descansábamos. Ellos me han enseñado más que nadie en estos días, y es que ahora, después de asimilar todo lo vivido, me doy cuenta de lo relativo que es el tema de la discapacidad. Discapacitados serán en algunos aspectos de su vida diaria, pero puedo asegurar que en otros aspectos la que me sentía discapacitada a su lado era yo. No tengo más que recordar el momento de subida al Trabuquete, en el que el gran Jorge nos ayudó a las dos voluntarias que íbamos con él, tirando de nosotras, ralentizando su paso y ayudándonos en todo lo que podía y más. O a Manolo trabajando, siempre incansable. O las lecciones de Tomás, su fuerza y su sentir. ¡Qué grandes son, y qué pequeña me sentía yo a su lado en tantos momentos!


Está claro que los verdaderos protagonistas de este campo de trabajo son los usuarios, sin ellos este campo de trabajo no tendría sentido, pero para mí nada hubiese sido igual sin mis queridos compañeros. Cuando con tristeza dejábamos a los usuarios en su residencia para que descansaran de un día lleno de emociones, y subíamos a la finca a descansar también nosotros, sólo tenía que mirar a mi alrededor para descubrir a las fantásticas personas que tenía a mi alrededor. La increíble fuerza y valentía de Jessica, con su contagiosa risa y siempre al compás de Claudia, quien siempre tiene una bonita palabra que decirte, Alba y sus inesperados comentarios. Mi increíble compañera de tienda, Lucía, que ha estado conmigo en todo momento y cuya presencia ha sido indispensable para mi y para este campo. Jon, Álvaro, todos y cada uno de ellos. Y como no, los monitores: gracias por hacer todo esto posible, porque con vuestro trabajo habéis conseguido que me sienta como en casa y que viva una experiencia irrepetible.


Dos semanas después de estos días tan intensamente vividos la única pena que me queda son las horas que me perdí, que no aproveche con los usuarios tanto como tendría que haberlo hecho. También me queda la angustia de pensar que todo lo vivido siempre serán recuerdos y nada más que eso, aunque espero que esto no se cumpla, pues una parte de mi se quedó en San Gil, en aquella finca con aquellas maravillosas personas. Se que algún día, que espero que sea pronto, volveré a verlos y a llenarme de su vitalidad.
Mil gracias a todos y cada uno de vosotros, a los que han luchado y lucharán porque este campo de trabajo siga año tras año, y a los que habéis hecho que este campo de trabajo sea para mí algo inolvidable. ¡¡ Gracias ¡!

domingo, 1 de septiembre de 2013

Valoración Personal de Lucia Malfeito, Voluntaria al Campo de Trabajo San Gil/Placeat

Comenzaré mi historia remontándome dos años atrás, una tarde en San Gil, una compañera y yo comentamos la idea de volver a participar en este campo de trabajo, ya que a las dos nos estaba gustando mucho la experiencia y estábamos dejando atrás muchas cosas que ya no nos gustaba, yo, muy decidida le dije que repetiría sin dudarlo y ella me contestó la frase que yo creía que marcaría mi segundo viaje a San Gil ‘’Segundas partes nunca fueron buenas’’.

Me presento, soy Lucía, y os contaré que hace dos años ya participé en el campo de trabajo de San Gil en Plasencia. La primera vez que vine, diré la verdad, no tenía ni idea de que iba a encontrarme aquí ni que venía a hacer realmente, no me gustaba el campo, no me gustaba estar lejos de casa y lejos de mi familia, verme a seis horas de autobús con gente que no conocía, no me gustaba nada y me daba auténtico miedo

Este año volvía a llevar malos momentos en mi maleta otra vez, pero bueno, esos en el último momento decidí dejarlos aquí y que no condicionaran mis quince días en lo que yo ahora considero mi segunda casa, porque como yo siempre digo y diré, nunca he sido tan feliz, tanto tiempo seguido como lo fui allí. Comencé mi viaje sin poder parar de pensar en todas las cosas que me habían dicho, unos no entendían el porqué repetir campo de trabajo, otros no entendían que en mis vacaciones me fuese a trabajar a un campo, otros me decían que me quitara de la cabeza que sería igual de genial que la primera vez, otros que no me fuera… y como eso mis cosas, pero yo os diré algo, cuando llegué a San Gil y me volví a encontrar con mi casa, lo sentí tanto por todos los que no entendieron que quería volver, porque una vez que ví a los usuarios bajarse de la furgoneta con esas sonrisas y esas ganas, entendí porqué no había podido olvidarme de este lugar.


Cuando comencé a abrazarlos, a darles besos, y ví que ellos aún se acordaban de mí, no hay dinero, ni vacaciones pagadas, que den más felicidad que ver sus caras de nuevo. Ellos son los que hacen especiales estos días, no podré olvidar la paliza que le dí a Jorge en el Trabuquete, el pobre no paraba de decirme ‘’ya queda menos’’ porque veía que ni mi compañera ni yo podíamos dar un paso más, no os podéis imaginar como tiró de nosotras todo el camino, contándonos anécdotas e historias increíbles. Tampoco me olvidaré de Tomás, al que yo llamo cariñosamente ‘’mi abuelito’’, me prestó su hombro más de una vez, sus oídos unas cuantas veces más y sus brazos para dejar que me apoyara en él para no resbalar en Monfragüe otras tantas, y mi Lorenzo, que tanto cariño me dio mi primer año y que esta segunda vez no ha sido menos. Y bueno que deciros de Mimi, la primera vez que estuve en el campo, un compañero me regaló una foto con ella, y mi padre, muy orgulloso, no me dejó colgarla en mi cuarto y la tiene puesta en su espejo para verla todas las mañanas, no sabéis la de besos y abrazos que le he pedido a Mimi, y las veces que la he llegado a desesperar, pero ni una sola me ha dejado sin ellos. En fin tampoco puedo dejarme atrás a Carlos Alberto y sus canciones, cartas, bailes y sobre todo las de veces que ha dicho que el último día volvería a llorar, a Javi, que, con lo sonriente, aventurero y simpático que es me dejó helada la última noche cuando comenzó a llorar cuando vió que esto se acababa, ¿y Saluki? bueno es que ella es lo más, ella se tiende en su toalla, tú te tumbas a su lado y te empieza a invadir el cariño que desprende, sus rosquillitas para que te relajaras son lo más, y claro como no, su hermano Manolo, que no conseguimos meter en el agua ni a tiros, no hubo forma, pero las risas que no habremos echado con él. Eva y su emoción cuando le regalamos su pulsera, Alberto y sus arranques de cariño, Goyito, al que nosé porqué pero es que lo miro y me parece tan entrañable, simplemente me encanta, y tantos de ellos, todos increíbles.



A mis monitores, bueno perdón, a mis amigos les diré una vez más que gracias, muchas gracias por regalarme estos quince días, otra vez, por darme una segunda oportunidad, algo que no todo el mundo tiene, por volver a enseñarme esta tierra de la que me enamoré hace ya dos años. A Javi, por estar conmigo a tantos kilómetros de distancia, en los buenos y malo momentos, por escucharme tantas veces, por ser tú, gracias de todo corazón, eres mi ojito derecho ya lo sabes, a Mica, por hacer que me sienta tan bien estos días, por hacer que aproveche esto al máximo, por no dejarme salirme de la piscina y por darme las gracias tantas veces por esos desayunos, eres increíble, y a ti, Chuchi, por ser el que ha luchado por esto hasta el final, porque lo importante siempre son ellos, nuestros usuarios, gracias una y mil veces por cambiar tanto mi vida, por hacer que vea las cosas importantes de la vida, por hacer que valore más todo lo que tengo, y por darme una segunda oportunidad más, no sabes lo que te agradezco todo lo que has hecho y haces por mi, ¡eres grande!


Y a mis compañeros de campo, les diré que ha sido un placer coincidir en esta vida, de verdad, gracias a todos por vuestro cariño y vuestra amistad, aquí me tenéis para lo que os haga falta. Si todas las segundas partes fueran así…!yo repetiría! GRACIAS

Valoración Personal de Rubén Viera, Voluntario del Campo de Trabajo San Gil/Placeat 2013

Después de más de una semana desde que finalizó el campo de trabajo, me invaden pensamientos de nostalgia y tristeza. Nostalgia, por las excursiones en los bosques de hayas y abetos que nos permitían disfrutar de la gran biodiversidad tanto en flora como fauna, los baños en las diferentes pozas de agua cristalina, las visitas a los diferentes pueblos del norte de Extremadura donde se nos mostraba las costumbres, historia, gastronomía y otros aspectos culturales de dichos lugares y también la preciosa ciudad de Cáceres que destaca, por una buena calidad arquitectónica tanto en iglesias como en diferentes monumentos, como plazas y parques, que te permiten disfrutar de una ciudad donde el paso de los años ha hecho que el visitante disfrute de dicha maravilla, también destaca la ciudad de Plasencia donde tiene importancia la visita guiada por el alcalde al ayuntamiento de la ciudad. Además del sentimiento de nostalgia me invade uno más fuerte e importante que es el de tristeza, por no estar ahora con la gente de allí .

Tristeza, por la ausencia de mis compañeros (en mi vida cotidiana) que posteriormente se convirtieron en amigos y con los que espero mantener una posterior relación con el paso de los años, ya que son gente que te permite crecer como persona y además fueron participes de muchos momentos divertidos y tiernos. Por ejemplo, las noches de convivencia donde lo pasábamos muy bien, con diferentes juegos propuestos tanto por los monitores como por los voluntarios que nos unían en unos instantes que nunca se borrarán de mi memoria.

También, otros momentos son las infinitas conversaciones que teníamos donde abundaban las risas y el pensamiento de que llegará un momento en el que se acabe este paraíso y despertemos en nuestra vida fuera de San Gil y nos dábamos cuenta que teníamos que aprovechar hasta el último segundo para que luego fuera eterno. Otras personas que también ocupan una parte importante de mi corazón son los usuarios personas de las que todos hemos aprendido, ya que hemos estado juntos prácticamente todo el día tanto en las excursiones como en nuestra residencia trabajando en la limpieza y cuidado de esta. Los usuarios nos han enseñado a ver el mundo de otra forma porque para ellos una conversación, una mirada, una sonrisa, un abrazo , puede ser suficiente para alegrarles el día y tú disfrutas ya que es como si te vieras a ti mismo en tu propia esencia y te olvidas de tus problemas. Además los usuarios nos han mostrado que lo más importante es el cariño entre dos personas ya que ellos lo muestran en cada palabra y en cada abrazo.

Otras personas importantes, son los monitores y las dos voluntarias europeas ya que han permitido el desarrollo tanto a nivel de manutención como en las actividades donde no han ocurrido ningún imprevisto importante. Además nos han enseñado como mejorar en el trato con los usuarios siendo uno de los principales objetivos del campo de trabajo.

Por otra parte, en relación a las críticas prácticamente no hay ninguna ya que el campo de trabajo está muy bien planificado para la gente interesada en el trato con personas con discapacidad mental (los usuarios) y sólo como sugerencia para los posteriores años pondría haber algún día donde sólo se hagan actividades manuales con los usuarios en nuestro campamento o hacer las actividades que hacemos en la convivencia con ellos siempre que se pueda.
Para concluir, decir que yo me quedo del campo de trabajo con las personas que he conocido y que gracias a su amor y los momentos felices que hemos compartido siempre me acompañaran en la vida y en mi corazón. Muchas gracias.

Valoración Personal de Wilson Rojas, Voluntario del Campo de Trabajo San Gil/Placeat 2013


"A mí personalmente me pareció bien esta experiencia con el trato con personas con discapacidad, ellos nos enseñaron muchas cosas, valorar más la vida y todo que tenemos, el lugar no está nada mal, todo lo contrario me gustó el lugar del campo, la comida, los usuarios que son un encanto, los monitores que hacen un buen trabajo, los lugares que hemos visitado me ha parecido muy bonitos, en general el campo estuvo bien, solo único q sugiero es que dure una semana más el campo de trabajo, seria genial.."



Día 15, Lunes 19 de Agosto de 2013 Campo de Trabajo San Gil/Placeat

Llegó el gran día, ese día no queremos que llegue, pero que ha llegado. La mañana está llena de emociones, los primeros voluntarios en irse, ha sido a eso de las 8:00 de la mañana. Hoy nos llevará a las diferentes estaciones a la largo del día. Después de desayunar, los voluntarios recogieron sus cosas, y si dudarlo se pusieron a ayudar a los monitores a desmontar tiendas y recoger el billar, futbolín, etc.

Poco a poco la gente se fue marchando, una inmensa pena nos embarga de ver cómo se va quedando la finca. Los que salieron más tarde comieron en Plasencia. Hasta las 23:00 de la noche que fueron los últimos voluntarios en irse.

Muchas lágrimas derramadas, por un sentimiento único, que solo se puede entender cuando convives con las mismas personas 24 horas al día. Pero no todo es tristeza, ya que atrás quedan muchos amigos de todos los lugares de España. Una experiencia única que en breve os pondremos la conclusión de todo lo vivido desde los ojos de los monitores como de los ojos de los voluntarios.

Hasta siempre AMIGOS/AS, esta siempre será vuestra casa. Nos volveremos a ver seguro. Os dejo algunas de los detalles que dejaron en la finca para nuestros usuarios…

Día 14, Domingo 18 de Agosto de 2013 Campo de Trabajo San Gil/Placeat

Después de muchos días de cansancio acumulado hoy les hemos dado un día de descanso merecido levantándonos más tarde de lo normal. Ayer por la noche ocurrieron cosas espontáneamente especiales que resumen el hermanamiento del grupo, el buen ambiente y las grandes sensaciones que nos quedan durante estos quince días tan especiales. El día transcurrió dentro de la normalidad, organizando las maletas, colocando todo en su sito e incluso realizando las últimas labores de mantenimiento. Igualmente estuvimos haciendo el mural recordatorio para nuestros usuarios. Todas las miradas de complicidad, los gestos, las caricias transmiten una sensación rara de no querer que esto acabe. El gran grupo no quiso perder ni un segundo para estar con los usuarios por que se bajaron a la residencia para pasar con ellos otro buen momento.


Ya por la tarde-noche organizamos la fiesta para los usuarios, realizando una dinámica de lo más bonita y especial que un servidor ha vivido en su vida. Todos en corro iban hablando, mezclándose usuarios y voluntarios, que iban saliendo expresando sus sentimientos. Lagrimas derramadas en los rostros de ambos eran el preludio de que a partir de ahora nuestras vidas han cambiado absorbiendo las pequeñeces de la vida como ejemplo de la superación de nuestros usuarios.


Hubo detalles para todos, los usuarios se llevaron diferentes regalos de nuestros voluntarios, un diploma conmemorativo con las fotos de todos los voluntarios y con la foto del usuario en el centro y su nombre, además pulseras y una camiseta conmemorativa que se quedará de recuerdo en la finca con todas esas frases y sentimientos que nos han llevado a este clima durante estos 15 días.

Y llegó la hora de la despedida, un momento difícil de asimilar pero también bonito donde te das cuenta que ha calado el proyecto y se han cumplido lo nos marcamos desde la organización.
Mañana toca recoger todas las cosas para dar por finalizado el campo, sin duda ese día que nunca quisimos que llegará pero que nos permitirá apreciar todo lo sucedido en estos quince días.

Día 13, Sábado 17 de Agosto de 2013 Campo de Trabajo San Gil/Placeat

Un último salto Querido lector, enhorabuena si ya has sido miembro del Campo de San Gil, y enhorabuena también si vas a serlo en un momento futuro, ya que todos conoceréis la experiencia de caminar con los usuarios, en especial en esta ruta. He aprendido muchas cosas, pero primero quiero relatar el día de la excursión al Trabuquete. Hoy nos hemos tenido que levantar un poco más temprano, ya que la ruta de hoy era más dura de lo normal, así que hemos desayunado fuerte y hemos salido con energía, dispuestos a devorar montañas, calor y piedras. Con pena hemos tenido que dejar a nuestra amiga Jessica en la residencia con los usuarios, pero sabíamos que la dejábamos en las mejores manos y que iba a disfrutar tanto como nosotros del día. Como esta ruta ha sido algo más difícil de lo normal, nos hemos tenido que asignar cada dos voluntarios a un usuario, con el objetivo de hacerle el camino más llevadero. A Wilson y a mí nos ha tocado Tomás, al que a lo largo de estos 15 días ya le habíamos cogido un cariño especial, que se ha acentuado a lo largo del camino de hoy.

Puedo decir que las furgonetas en las que nos movemos tienen una magia especial, que nos hace que 1 hora y media se conviertan en 45 minutos. Hoy esa magia la he sentido en la habilidad de mis compañeros de viaje de disfrutar al máximo de las cosas aparentemente más molestas en los viajes: Los baches, que han dejado de serlo para convertirse en sensaciones parecidas a cuando esperas que una ola te embista en la playa, o el siguiente empujón en un columpio. Guijo de Santabárbara ha sido el pueblo en el que hemos comenzado nuestro caminar, un pueblo en el que se conjugan casas de piedra y cemento con actuales construcciones de ladrillo, un hermoso paseo que daba fe de los impresionantes paisajes que estábamos a punto de contemplar. No lo neguemos: El camino fue duro. El sol y las rocas asediaban constantemente nuestras espaldas y pies, pero el ver a Tomás, Javi , Manolo y a los demás usuarios superar todo esto con una entereza envidiable me daba fuerzas para continuar nuestro camino hasta nuestro pedacito de cielo en la tierra prometido. Gorras, botellas de agua, pañuelos, zapatos buenos, otros caminantes, un par de vacas, y por supuesto mis amigos voluntarios y usuarios son los que me han permitido y motivado para alcanzar nuestro último objetivo. Ir Wilson, Tomás y yo a la cola y escuchar por el walkie de Mica decir a Cuchi que los que iban en cabeza ya habían llegado al trabuquete me hizo tener ganas de empezar a correr y llegar en el momento, pero al ver a mis compañeros me dije a mi mismo que no quería llegar al final si no era con ellos, así que seguimos a nuestro ritmo, que ya llegaríamos a nuestro destino. Y valió la pena.

Al llegar al trabuquete, nuestro último salto, me dije a mi mismo que este era uno de los motivos por los que he elegido este campo. Aguas transparentes, con cascadas y saltos para cualquier nivel de cobardía (me he de incluir en el nivel más alto en este caso), y siguiendo un poco más abajo, pozas poco profundas en las que se agradecía el remojón y rocas sobre las que poder descansar y poder pasar hacia el siguiente baño. A destacar además del lugar en sí mismo, los momentos pasado con Tomás, Wilson, Alba, Claudia, Ross, Olga y Álvaro, que fueron mis compañeros de baño y charla en estas aguas. La vuelta nos llegó de forma repentina, de boca de Chuchi nos enteramos que ya debíamos volver, así que recogemos nuestras cosas, recogemos nuestra basura y deseamos que ojalá pudiéramos quedarnos un rato más. Último vistazo a nuestro trocito de cielo y vuelta al camino. La vuelta no nos resulta tan dura como la subida, y pude comprobar cómo Tomás, al que le supone discapacitado, podía caminar trechos enteros de camino sin ayuda alguna y con buen pie, pero prefería hacerlos junto a nosotros y marcar todos un mismo ritmo.

De vuelta al pueblo, nuestra primera parada es en un bar. Manolo hace desternillarse a Saluki y a Chuchi con un solo gesto, y los demás nos unimos a ellos. Al llegar a las furgonetas, nos hemos de despedir de los usuarios e ir en furgonetas aparte, con lo que podemos descansar en ellas de un día agotador, pero se echa muchísimo en falta la compañía de Tomás y Saluki. Sin ellos no es lo mismo. Recogemos a Jessica de la residencia, le damos todas las flores, besos y abrazos que hemos ido recogiendo para ella durante el camino, y recibo saludos y despedidas de todos los usuarios de la residencia, sobretodo de Mimi, que ya ha decidido cuál es el móvil que se va a comprar. Duchas, piscina y césped es el merecido descanso que nos espera en la finca, pero yo aprovecho este descanso para darle más vueltas a una idea que lleva unos días rondándome la cabeza: ¿Quién de todos nosotros es dependiente? Una persona dependiente es una persona que necesita de ayudas externas para realizar tareas, y alguien en su momento diagnosticó a los usuarios como dependientes, pero ¿qué hay de nosotros? ¿Acaso no dependemos de su cariño para desempeñar mejor nuestro trabajo? ¿No fue más aburrida la vuelta en furgoneta que la ida sin Tomás y Saluki? Creo que todos somos dependientes e independientes, cada uno en sus aspectos y cada uno en su grado, y con esta idea viene ligada otra irremediablemente: Las diferencias que hay entre los usuarios y voluntarios, e incluso dentro de ambos grupos, son diferencias de grado, no de carencia completa de habilidades. Y si me hubiese dado cuenta de esto mucho antes, habría podido disfrutar mucho más del trabajo que hemos estado haciendo durante las últimas dos semanas. Jon

¡Un día en la residencia con los usuarios! Hoy nos hemos despertado un poquitín antes ya que era el día más duro y la caminata más difícil de todas pero para mí ha sido un día muy especial, un día muy diferente a todos los demás. He tenido el privilegio de estar con algunos de los usuarios toda la mañana y casi toda la tarde. Tras un desayuno para coger fuerzas, bajamos a la residencia de San Gil para recoger a algunos de los usuarios y después de despedirme de ellos y de mis compañeros/as entré en la residencia. Allí, he de decir que me hizo mucha ilusión despertarlos, primero fui a las habitaciones de los chicos donde estaban: Carlos Alberto que estaba haciendo su cama, Tinín, Lorenzo, Alberto y después fui a la habitación de las chicas que solo estaban mi preciosa Mimi y la gran Eva. Una vez todos despiertos les acompañé a desayunar, yo me senté con Mimi y con Eva que desayunaron un super desayuno con un montón de galletas. Después de desayunar los chicos fueron a ducharse y acompañé a las chicas a sus respectivas habitaciones para que se cambiaran. Cuando terminaron, nos dirigimos a la sala de estar donde estuvimos allí un ratín todos juntos y más tarde fui a dar una vuelta con ellos donde me enseñaron el pueblo. La verdad que la vuelta fue bastante entretenida a pesar del calor que hacía. Por el camino, estuvimos cantando un montón de canciones donde Mimi se ofreció a deleitarnos con su repertorio de canciones.

De vuelta a la residencia nos sentamos a la sombra en unos bancos que tienen en la parte de afuera de la residencia y estuve con ellos charlando, cantando, jugando, riendo y como no, disfrutando de su fabulosa compañía. Terminada nuestras charlas, fuimos a comer todos juntos, yo comí con Mimi y Eva y al lado tenía a Lorenzo que hacía que la hora de la comida se me pasase volando. Al terminar de comer, acompañé a Eva y a Mimi a sus habitaciones para que pudiesen descansar un poco y después fui a junto de los chicos para ver si estaban descansando y para saber cómo estaban. Cuando se despertaron, vinieron a la sala donde estaba y después nos dirigimos a la sala de estar donde allí cada uno cogió las bebidas que a ellos les apetecía y se sentaron en los sofás para descansar.


En ese momento estuve un rato con Carlos Alberto que estaba escribiendo una carta poniendo las cosas que quería y las cosas que no le gustaban, la verdad que es un usuario muy gracioso siempre tiene una canción que cantarnos y lo hace con mucha alegría y mucho salero. Sin duda, solo os puedo decir que son únicos e increíbles. Finalmente, aparecieron mis compañeros/as y todos disfrutamos de la compañía de todos los usuarios, me despedí de ellos y nos volvimos a nuestra gran casa. Sin duda, fue una experiencia increíble, fue uno de los mejores días que he vivido aquí. He podido estar todo el día con muchos de ellos y sin duda, me lo he pasado genial. Gracias a esta experiencia he podido ver lo que hacen en su día a día, como se comportan, como trabajan ayudando a recoger la mesa, a hacer cada uno sus camas, como se relacionan entre ellos… Sin embargo, los días son muy cortos y esto se está acabando, pero bueno, hay que disfrutar todo al máximo que ya no nos queda nada. Por último quiero contar lo que significa para mí estar aquí. Es verdad que al principio vienes con miedo, no sabes lo que te puedes encontrar, pero día a día vas conociendo a las personas y te vas dando cuenta que hay gente maravillosa y que cada persona siempre tiene algo que enseñar, y aprendes de ellas cosas que jamás podrías imaginarte.