martes, 23 de septiembre de 2014

Valoración Personal de Alberto, Voluntario del Campo de Trabajo San Gil/Placeat 2014

Hoy llego a casa después de haber pasado estos 15 días rodeado de una nueva familia y empiezo a tener una sensación de vacío. Me gustaría dedicar unas líneas a cada una de las personas con las que he compartido sino los mayores momentos sí los que más me han marcado(disculpándome de antemano porque seguro que se me pase alguno) los usuarios.

Para empezar me gustaría contaros el final o mejor dicho el hasta luego. Última noche, última vez que nos veíamos todos las caras, última vez que hacíamos actividades todos juntos, última velada, noche de despedidas y valoraciones.  Yo estaba ayudando a poner las sillas junto con más compañeros y ya tenía reservada una,  Javi, un usuario que ya había cogido sitio, quería que me pusiera a su lado. Como de costumbre durante estos quince días, me buscaba para que hiciera actividades con él, me decía “Alberto eres el mejor”, me contaba sus secretos o  mismamente con sus cosquillas intentaba sacar sonrisas a la gente y quería pasar estos últimos momentos conmigo. Y esta noche vi en él la verdad de sus palabras cuando lloraba desconsoladamente porque esto se acababa y tanto mis compañeros y yo le íbamos a faltar.
De Lorenzo me gustaría remarcar también cuando me decía“Alberto, te voy a echar de menos y ¿tú a nosotros?”,sin olvidar lo más característico de él la lucidez en la alegría y querer reír(consiguiéndolo) todo el rato ya fuera cantando o haciendo juegos de palabras.
De Tomás, referente del grupo en acciones sociales, recalcar susu espíritu incansable, ese tesón, esa constancia siempre dispuesto a hacer las tareas, la pasión que le pone, como si se dejase la vida en ello,sin protestar, dispuesto a ayudar en cualquier momento al igual también que Miguel Ángel (no olvidaré los montones de hojas secas que hacía mientras otros, entre los que me incluyo, no llevábamos ni la mitad).
De los hermanos Miguel y Manuel escribiría muchas líneas, para mí mucho sentido de estos días  estaban en pasar momentos con ellos. Miguel es el poder del abrazo, el de la mirada, el del que sin poder hablar se puede decir mucho. Su abrazo te revitaliza el alma, te conmueve… todos nosotros nos peleábamos por ser de los primeros en poder dárselo y tener esa dosis de cariño o el del poder llenarle la botella de agua y ver como lo agradecía. Él nos ha aportado mucho más de lo que nosotros hemos podido aportarle sin lugar a dudas. De Manuel como cuida de su hermano, la timidezo mismamente la 
calma que transmite.
Chanquete verle es apreciar el cariño, el cómo con sólo tenerle al lado te das cuenta de la belleza de la vida, del cómo uno puede ser feliz cogiendo confianza contigo diciéndote de sus amores y desamores, de cómo te coge de la mano y te habla con una cercanía impropia regañándote cuando decías una palabra malsonante con su particular ¡Ay que ver, qué boquita tienes, mi niño!

Los otros hermanos Saluqui y Manolo, de ella, ni que decir tiene que verla es transmitir felicidad, su sonrisa se la ve a kilómetros desde cualquiera de los cuatro puntos ordinales al igual que podría meter aquí a Luisa. ¡Ay! y  su hermano Manolo qué buenos momentos nos ha dado, el fue el encargado de poder dirigir a su manera a todos nosotros, sus gestos y su colocación dentro del grupo nos hacían pensar que teníamos a un policía en el grupo y no nos pasaría nada, quién sabe si por eso fue que nada malo pasó.

Una de las personas que más me han marcado y con las que menos hemos estado por un problema de salud, ha sido Carlos Alberto. Podría pasar días cantando y a la vez disculpándose por no poder estar con nosotros momentos en los que a él le hubiera encantado.
Mimi es baile, disfrute, gozo, escuchar música y danzar sin control y un sinfín de usuarios más  que, aun siendo injusto quedándome muchos en el camino, espero que me disculpen.



Ahora querría hablar de mi experiencia, yo venía aquí sin saber que me iba a deparar, sin saber cómo tratar con el colectivo con el que me iba a encontrar, con muchas dudas pero cargado de energía y dispuesto a aportar todo lo que yo soy.
Haciendo balance el primer encuentro que tuve ya de por sí me marcó. Estábamos en el campamento casi todos los voluntarios y Alicia (la incombustible y camaleónica monitora capaz de amenizarte las mañanas cantándonos para despertar con altavoz en mano, como de meterse en un papel de niña de exorcista en noche temática de terror o de decirte cualquier cosa y ya te reías con ellla) y yo fuimos a la sede de Placeat en San Gil. Entramos, dentro estaban los usuarios y sin  conocerme de nada ellos se me tiraron a los brazos y empezaron a saludarme.




Día tras día fui dándome cuenta del potencial que puede tener el ser humano pudiendo ayudar a personas que tienen discapacidad intelectual y a la vez ellas también ayudarte a ser mejor persona y mejorar otra discapacidad que en sí tenemos. La convivencia fue magnífica ese clima de igualdad entre los que dijéramos tres grupos que habría monitores, voluntarios y usuarios se convirtió en uno sin diferencia significativa. Todos los días esa organización, el trabajo en equipo, la distribución de tareas, ese descanso con la hora del zumo para ellos, la ayuda mutua esa cooperación que hacen que 30 personas trabajen rápida y eficazmente.


Esas excursiones en las que nos íbamos en furgonetas a conocer el Norte de Cáceres con menor número de usuarios unos 8 o 10 que en las actividades matutinas, ver en como disfrutaban cuál niño pequeño (y más aún cuando veían que tú les ayudabas a ir pasito a pasito por las rocas pudiéndose bañar; en terrenos escarpados o dentro del agua teniendo cuidado de no resbalarse con las piedras rodadas). Así sería como lo resumiríayo estos días codo con codo, mano con mano, pie con pie  DOS SON MÁS QUE UNO o más bien “DOS SON IGUAL A UNO. 2=1”