lunes, 10 de diciembre de 2018

Valoración del Campo de Trabajo Placeat/San Gil 2018 de Ana, Voluntaria del País Vasco.

Cada vez que pienso en en el campo de trabajo es imposible no emocionarme. Quince días que han roto todos mis esquemas. A mí, que después de tres campos de trabajo creía que sabía a lo que iba… pero San Gil es un lugar muy diferente, muy especial. Y qué difícil expresar con palabras todas estas emociones...

Los usuarios. Qué decir de ellos, personas que desde el minuto cero nos hicieron sentir parte de su familia, de la gran familia de Placeat. Personas auténticas, que con unas circunstancias u otras plantan cara al mundo, lo disfrutan y te invitan a disfrutarlo con ellos. 
 Hay momentos que se quedarán por siempre en mi memoria. La excursión a Cáceres donde descubrí a Lorenzo, cuánta intensidad y que bonita intensidad la tuya, cuanto nos hemos reído juntos!, Miguel esperándonos día tras día a la vuelta de la esquina y dándonos esos abrazos que nos alegraban las mañanas, Manuel contándome historias de su pueblo en el comedor, cómo me gustaban esos ratos! Gregoria, su risa contagiosa y su cara vergonzosa cuando Jaime le echaba algún piropo por su vestido azul, disfrutar como nunca de Extremoduro con Chuchi, los arranques a cantar y a bailar de Saluki, mi primera mañana de jardinería con Luque, las conversaciones siempre tan enriquecedoras con Tomás, las continuas bromas de Javi y nuestros paseos en bicicleta por San Gil, Victoria enseñándome a hacer alfombras, Miguel Ángel siempre sonriendo y dispuesto a participar en todo, Vitorino, su inagotable energía en la finca y cómo disfrutó la noche del Koala en el escenario, la forma de expresarse de Manolo, los bailes de Mimi, momentos con Eva, Gabriel, Rosa, Nacho, Ricardo… Gracias. Gracias por darme la oportunidad de compartir tantos momentos! Sois increíbles!
 Los voluntarios… todos tan diferentes y todos tan esenciales en el campo! Las infinitas risas con Jaime y todas esas noches buscando a casiopea (qué majo eres!), la garra de mi Almudena y nuestros bailoteos en la habitación (yo ya no quiero ná!), los berreos a todas horas con mi Fernando, la constante sonrisa de Alexandre, la maravillosa espontaneidad de Eneritz, la valentía de Virginia, la interminable energía de Stella, la fuerza de Andrea, la constante alegría que desprendeis Alba y Elena, la dulce locura de Alicia, el heiowanajé de Diana, la fuerza de Sina, la vitalidad de nuestra Chenoa, Florine, la inquietud de Georgia, el entusiasmo de Maria, Marina siempre tan risueña, el buen rollo de María, la constancia de Marlon...

No puedo olvidarme de los monis, de la pasión con la que Alexandria y Álvaro viven su trabajo y de la motivación arrolladora de Miguel.

Y Chuchi… eres auténtico, gracias por hacer esto posible. Es inspirador ver a gente como tú que disfruta tanto con lo que hace día a día! Aúpa!

Y qué decir de Extremadura! Que gran desconocida, y que afortunada me siento de haberla conocido de las mejores manos! Me fui enamorada de vuestra tierra y deseando volver para conocer más rincones que estoy segura me seguirán sorprendiendo!

Sólo me queda daros las gracias por hacerme tan inmensamente feliz estas dos semanas, por regalarme tanto cariño, tantos besos, abrazos y sonrisas, y por hacerme ver que la plena inclusión es posible con personas como vosotros luchando por ello.

Gracias por hacer de este campo de trabajo una experiencia inolvidable. Y ojalá esto no sea un adiós, sino un hasta pronto… porque lo que el Koala ha unido, que no lo separe nadie!