Para
empezar me gustaría contaros el final o mejor dicho el hasta luego. Última
noche, última vez que nos veíamos todos las caras, última vez que hacíamos actividades
todos juntos, última velada, noche de despedidas y valoraciones. Yo estaba ayudando a poner las sillas junto
con más compañeros y ya tenía reservada una,
Javi, un usuario que ya había cogido sitio, quería que me pusiera a su
lado. Como de costumbre durante estos quince días, me buscaba para que hiciera
actividades con él, me decía “Alberto
eres el mejor”, me contaba sus secretos o mismamente con sus cosquillas intentaba sacar
sonrisas a la gente y quería pasar estos últimos momentos conmigo. Y esta noche
vi en él la verdad de sus palabras cuando lloraba desconsoladamente porque esto
se acababa y tanto mis compañeros y yo le íbamos a faltar.
De Lorenzo me gustaría
remarcar también cuando me decía“Alberto,
te voy a echar de menos y ¿tú a nosotros?”,sin olvidar lo más
característico de él la lucidez en la alegría y querer reír(consiguiéndolo)
todo el rato ya fuera cantando o haciendo juegos de
palabras.
De Tomás, referente del
grupo en acciones sociales, recalcar susu espíritu incansable, ese tesón, esa
constancia siempre dispuesto a hacer las tareas, la pasión que le pone, como si
se dejase la vida en ello,sin protestar, dispuesto a ayudar en cualquier
momento al igual también que Miguel Ángel (no olvidaré los montones de hojas
secas que hacía mientras otros, entre los que me incluyo, no llevábamos ni la
mitad).
De los hermanos Miguel y
Manuel escribiría muchas líneas, para mí mucho sentido de estos días estaban en pasar momentos con ellos. Miguel
es el poder del abrazo, el de la mirada, el del que sin poder hablar se puede
decir mucho. Su abrazo te revitaliza el alma, te conmueve… todos nosotros nos
peleábamos por ser de los primeros en poder dárselo y tener esa dosis de cariño
o el del poder llenarle la botella de agua y ver como lo agradecía. Él nos ha
aportado mucho más de lo que nosotros hemos podido aportarle sin lugar a dudas.
De Manuel como cuida de su hermano, la timidezo mismamente la calma que transmite.
Chanquete verle es
apreciar el cariño, el cómo con sólo tenerle al lado te das cuenta de la
belleza de la vida, del cómo uno puede ser feliz cogiendo confianza contigo
diciéndote de sus amores y desamores, de cómo te coge de la mano y te habla con
una cercanía impropia regañándote cuando decías una palabra malsonante con su
particular ¡Ay que ver, qué boquita tienes, mi niño!
Los otros hermanos
Saluqui y Manolo, de ella, ni que decir tiene que verla es transmitir
felicidad, su sonrisa se la ve a kilómetros desde cualquiera de los cuatro
puntos ordinales al igual que podría meter aquí a Luisa. ¡Ay! y su hermano Manolo qué buenos momentos nos ha
dado, el fue el encargado de poder dirigir a su manera a todos nosotros, sus
gestos y su colocación dentro del grupo nos hacían pensar que teníamos a un
policía en el grupo y no nos pasaría nada, quién sabe si por eso fue que nada
malo pasó.
Una de las personas que
más me han marcado y con las que menos hemos estado por un problema de salud,
ha sido Carlos Alberto. Podría pasar días cantando y a la vez disculpándose por
no poder estar con nosotros momentos en los que a él le hubiera encantado.
Mimi es baile,
disfrute, gozo, escuchar música y danzar sin control y un sinfín de usuarios
más que, aun siendo injusto quedándome
muchos en el camino, espero que me disculpen.
Ahora querría hablar de
mi experiencia, yo venía aquí sin saber que me iba a deparar, sin saber cómo
tratar con el colectivo con el que me iba a encontrar, con muchas dudas pero
cargado de energía y dispuesto a aportar todo lo que yo soy.
Haciendo balance el primer encuentro que tuve
ya de por sí me marcó. Estábamos en el campamento casi todos los voluntarios y
Alicia (la incombustible y camaleónica monitora capaz de amenizarte las mañanas
cantándonos para despertar con altavoz en mano, como de meterse en un papel de
niña de exorcista en noche temática de terror o de decirte cualquier cosa y ya
te reías con ellla) y yo fuimos a la sede de Placeat en San Gil. Entramos,
dentro estaban los usuarios y sin conocerme
de nada ellos se me tiraron a los brazos y empezaron a saludarme.
Día
tras día fui dándome cuenta del potencial que puede tener el ser humano
pudiendo ayudar a personas que tienen discapacidad intelectual y a la vez ellas
también ayudarte a ser mejor persona y mejorar otra discapacidad que en sí
tenemos. La convivencia fue magnífica ese clima de igualdad entre los que
dijéramos tres grupos que habría monitores, voluntarios y usuarios se convirtió
en uno sin diferencia significativa. Todos los días esa organización, el
trabajo en equipo, la distribución de tareas, ese descanso con la hora del zumo
para ellos, la ayuda mutua esa cooperación que hacen que 30 personas trabajen
rápida y eficazmente.
Esas excursiones en las
que nos íbamos en furgonetas a conocer el Norte de Cáceres con menor número de
usuarios unos 8 o 10 que en las actividades matutinas, ver en como disfrutaban
cuál niño pequeño (y más aún cuando veían que tú les ayudabas a ir pasito a
pasito por las rocas pudiéndose bañar; en terrenos escarpados o dentro del agua
teniendo cuidado de no resbalarse con las piedras rodadas). Así sería como lo
resumiríayo estos días codo con codo, mano con mano, pie con pie DOS SON MÁS QUE UNO o más bien “DOS SON IGUAL
A UNO. 2=1”