Tocaron las ocho y, como siempre nos levantamos todos
ligeramente, no sin antes haber sido despertados con los métodos tradicionales
de Alicia; una de las monitoras del campo. Estábamos preparados para un deseado duro día
descanso cuando fuimos avisados de que esa mañana iba a estar destinada a
recibir a todo el conjunto de autoridades que de una forma u otra apoyan este
maravilloso proyecto.
La velada fue corta pero intensa y distendida con
actividades y juegos de presentación donde todas las autoridades y algunos de
los usuarios y voluntarios participamos aportando nuestra opinión e
impresiones. Muchas más cosas que los monitores habían pensado quedaron en el
tintero por falta de tiempo, ya que los invitados se retrasaron un poco.
Se hicieron las tres de la tarde y rápidamente pasamos por
PLACEAT para comer junto con los
usuarios y acometer la difícil tarea de echar una pequeña siesta. La verdad es
que dado el ritmo incesante de actividades que llevamos es necesario hacerlas;
aunque algunos monitores como Chuchi no sacan tiempo ni para eso.
Ya entrada la tarde, como es habitual, fuimos a una Piscina Natural ubicada en Casas del Monte. Algunos atrevidos nos bañamos aunque,
la verdad, el tiempo no estaba para muchos chapuzones; estos dos últimos días se había girado un
poco de viento y bajas temperaturas rompiendo con la tónica habitual de calor
extremo.
Era hora de irse, no sin dificultad atravesamos las estrechas
y enrevesadas calles del pequeño pueblo
para dirigirnos a nuestro destino final Hervás; un hermoso y típico pueblo
extremeño. Nos recibió la propia alcaldesa que nos hizo una pequeña
introducción de los “Cabezudos” fiesta tradicional del pueblo.
Como broche de oro cenamos todos juntos acompañados de los
usuarios en el “Mesón el 60”. Apto para cualquier “Gourmet” que se precie.
¡Gracias por ser tan enrollados, después de haber batallado contra el Catering
esto sabe a dioses!
Recordando el tema del gusanillo que mencionaba al principio,
al salir del bar, nuestro gran compañero Lolo organizó “el juego del Gusano”,
para deleite de los usuarios; donde teníamos que imitar todo lo que él hacía y
decía. Así de esta manera, nos pusimos todo el grupo a cantar al unísono
amenizando un poco el ambiente hasta que “el abuelo de la ventana”
exclamó: ¡os marcháis o no os marcháis!
Y con esto me despido. Vaya, así… todos los días son como
una aventura, ¡nunca sabes lo que puede pasar!