martes, 8 de octubre de 2013

Valoración Personal de Ross Cordova, Voluntaria del Campo de Trabajo San Gil/Placeat 2013

Es curioso recordar aquel lugar donde viviste tantas emociones y en el cual fuiste realmente feliz las 24 horas del día. Mi aventura en San Gil empezó igual que para todos, con miedo a lo desconocido e inquietud hacia lo nuevo.
Esa inquietud fue la que me llevo apuntarme este verano a un Campo de Trabajo, nunca había oído hablar sobre ellos, pero gracias a unas compañeras de clase, los descubrí. Me atraía la idea de participar en uno, de hacer algo diferente por una vez en mi vida e intentar ayudar a los demás, así que decidí apuntarme a San Gil. A mis padres nos les atraía mucho la idea, decían que no estaba preparada para esto, pero eso me hizo más ganas de ir y allí estaba yo, una chica de 19 años que poco sabía hacer por ella sola porque en casa lo tenía todo, se embarcaba a una aventura sola sin ayudas de papá.
Deseaba cada día más que llegará ese 5 de Agosto, que sin saberlo haría que San Gil se convirtiera en ese pequeño pueblo de Extremadura que me robaría el corazón. No he sido tan feliz en ningún otro lugar como lo fui allí. Allí todos somos iguales, todos nos divertimos, lloramos y compartimos emociones. En San Gil están esas pequeñas personas, que en la vida diaria la gente no les toma atención, pero ¿Sabéis que? Esas personas, los usuarios, son los que cada día tienen una sonrisa y un abrazo para ti. Muchos de ellos capaces de muchas cosas por si solos pero todos capaces de hacerte disfrutar cada minuto del día. Estas personas me han enseñado a vivir y a ser feliz de una manera tan natural y pura, me encanta la ternura y ese toque infantil que nos demostraban cada día y creedme que no hay ni un día que no piense en ellos. No puedo evitar echarles de menos, a Goyita que reboza felicidad por todos sus poros, A Loren que es mi Loren, que siempre le llevo en mi corazón, a Mimi con esos abrazos que te dejan sin respiración de la felicidad que te transmite, a Ester que lleva dulzura escrita en su sonrisa y así podría seguir con Javi, Luque, Carlos Alberto... Todos y cada uno, son un recuerdo maravilloso, que no paro de revivir cada día, siempre en un momento del día tengo que hablar de ellos con alguien y así en verdad siento que el recuerdo que tengo de ellos sigue vivo, y sonrió como una tonta al recordar sus caras, sus sonrisas, sus canciones, sus bromas, o sus ‘’ te voy a echar de menos’’.
En mi corazón también me lleve a mis pellejos y pellejas, a esas personas que puedo llamar amigos y aunque se lo digo todos los días, aun echo de menos estar con ellos cada día. Pasar las noches bajo las estrellas, recordando lo feliz que era estar allí con los usuarios y lo mucho que íbamos a extrañar todo eso. Estoy contando las horas, minutos y segundos para volver a verles, para cantar las canciones con las que nos deleitaba Carlos Alberto y mantener viva esa felicidad que nos dieron. Porque aunque cada uno de los usuarios era diferente ,todos nos aportaron algo, y es algo que no se puede expresar con palabras y eso es lo más bonito de esto, saber que de verdad fuimos felices con ellos porque lo sientes en el corazón , ese cosquilleo o esas ganas de llorar cuando ves una foto suya o escuchas alguna canción en la radio que te recuerdan a ellos, eso es lo que verdad importa, la huella que han dejado en nosotros, porque ellos son el pilar fundamental de esta gran familia .
San Gil es mágico y esta gran familia no estaría completa sin Mica, Javi y Chuchi, al cual echo de menos cantarle ‘’viva nuestro conductor’’ en cada viaje. Ellos que hacen todo lo que está en sus manos para que cada verano se haga posible el Campo de Trabajo y a quienes agradezco tanto haberme dado la oportunidad de haber sido parte de esta familia. Ellos, que renuncian a quince días para poder seguir haciendo felices a los usuarios, que nos han enseñado millones de lugares maravillosos y que nos recibieron con la mejor hospitalidad que podíamos pedir, para ellos solo tengo palabras de agradecimiento para el resto de mi vida, porque sin darse cuenta nos han enseñado tanto y nos dieron los mejor quince días que se puede pedir.
San Gil, me cambio la vida, siento que soy otra persona desde que me fui de allí, me ha dado tantas cosas y siento que le debo tanto, me encantaría volver a vivir otro verano allí , porque San Gil me dio eso que echaba de menos, sentirme querida y recordar que con pequeñas cosas podemos sonreír . Pero sobre todo lo que me llevo de San Gil es que si das con la persona adecuada puede cambiarte la vida, abrirte los ojos y ver que hay millones de personas que pueden hacerte muy feliz.
Y si tú que estás leyendo esto ,seas quien seas ,te digo que nunca en tu vida vivirás algo tan intenso y gratificante como esto, así que ve y sigue haciendo feliz a esas pequeñas personas que te están esperando y te prometo que vivirás un inolvidable ‘’ Verano Verano , Verano en San Gil, que bonito es el verano ‘’.

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