El
primer día van llegando en diferentes horarios por lo que los monitores van
yendo a recoger a los diferentes participantes a las estaciones de Autobús, de
tren, etc. Una vez ya están todos en la finca de Placeat, se les enseña el
Albergue turístico Vía de La Plata, donde van a pasar estos maravillosos 15
días, en unas instalaciones completamente acondicionadas.
La cena fue nuestra primera toma de contacto con los usuarios, nos sentamos con algunos de ellos en la mesa y compartimos experiencias. Algo que nos ha llamado la atención es la facilidad con la que los usuarios se abren, y aunque tanto ellos como nosotros seguimos siendo un poco vergonzosos con su ayuda todo se vuelve mucho más fácil. La despedida fue muy familiar, como si ya nos conociéramos, besos, abrazos… algo que no esperas siendo el primer día, algo que te llena de alegría, energía y ganas de volver el día siguiente.
Al volver a
las instalaciones compartimos esos miedos y expectativas lo que nos sirvió para ver que, en el fondo todos
teníamos los mismos temores e ilusiones; ¿conectaré con los usuarios?, ¿me aceptarán tal y como soy?,
¿podré integrarme en el grupo?, ¿estaré sola?. Pero no solo compartimos esos
temores sino que también comentamos qué era lo que esperábamos encontrar en el
campo, las expectativas del campo y nos dimos cuenta de que pese a que las vías
por las que habíamos conocido el campo era distintas, las razones que nos
habían llevado a cada una de nosotras allí eran muy similares.
Además de disfrutar de los usuarios,
en esa primera noche tuvimos la oportunidad de poder disfrutar de los bonitos
paisajes y del sobrecogedor cielo de Extremadura que repleto de estrellas nos
acompañó en las últimas y frías horas de nuestro primer día.
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