miércoles, 7 de septiembre de 2011

Valoración Personal de Kepa. Voluntario al C.T. San Gil/Placeat 2011

"En primer lugar quiero agradecer al director y a los monitores por haber hecho posible el funcionamiento del campo de trabajo y haberse encargado de que fuera todo bien; a los voluntarios, que llegados desde diferentes rincones del país han aportado su granito de arena, ayudando y compartiendo unos días de sus vacaciones con todos nosotros; y, en especial, quiero agradecer a los usuarios, los auténticos protagonistas de este campo de trabajo. Ellos han sido la guinda de esta magnífica experiencia y sin ellos habría sido otra cosa.
Llegué a San Gil el día 3 de agosto sin experiencia alguna sobre el mundo de la discapacidad intelectual. Estaba muy nervioso aquella tarde, cuando fuimos a la residencia para conocerlos por primera vez, pero al estar un rato con ellos el miedo y la incertidumbre desaparecieron de mí. Me di cuenta de que no hace falta para nada ningún conocimiento previo ni técnicas sobre como tratarles, basta con actuar con naturalidad, ser uno mismo, comprensión y, a veces, con un poquito de paciencia. Son personas llenas de bondad, sentimientos, energía, alegría… nunca se les borraban las sonrisas de sus rostros. Me han demostrado que no son discapacitados, sino todo lo contrario, son capaces de hacer todo lo que se les proponga: capaces de trabajar en las labores de mantenimiento de la finca (regar, podar, limpiar el camino de hierbajos, desbrozar el invernadero…); capaces de elaborar la masa del cemento para construir el merendero, capaces de hasta enseñarme cómo utilizar de una forma más efectiva las herramientas del campo; capaces de hacer largas rutas senderistas a pleno sol con un calor sofocante, donde ellos nunca cesaron en su empeño de llegar al final del recorrido con un afán de superación increíble; y capaces de muchísimas cosas más como trabajar en talleres de cuero, punto, cestería, carpintería…etc. Me quedé realmente sorprendido al ver la infinidad de cosas que hacen en los talleres.
Otra parte del campo de trabajo consistió en hacer turismo rural, por las tardes o incluso todo el día, para conocer el norte de Extremadura, bella por naturaleza. Aunque soy de Portugalete tengo raíces extremeñas y cada vez que voy siempre me quedo maravillado al observar la tierra que vio nacer a mi padre. Siempre en compañía de los usuarios (quienes siempre nos estaban esperando con ansias cuando llegábamos con las furgonetas); salvo el día que fuimos a Hervás, que los eché mucho en falta, fuimos visitando diferentes enclaves de la provincia de Cáceres, pintorescos pueblos serranos con el arroyo que pasa por medio de las calles, sus piscinas y gargantas naturales con aguas cristalinas donde da gusto darse un chapuzón, parques naturales donde se pueden observar las aves de la zona y manadas de ciervos en libertad, visitamos también un centro de rehabilitación de aves, también realizamos visitas culturales en antiguas ciudades romanas, en Plasencia y en la zona monumental de Cáceres, Patrimonio de la Humanidad. A Extremadura la llaman la gran desconocida, no es árida ni seca como aparenta ser. Si quieren comprobarlo, no se lo piensen dos veces, ¡vengan a conocerla!
Como en este campo de trabajo no hay cabida para el sedentarismo y el aburrimiento se nos ofreció la posibilidad de practicar deportes, tales como el pádel, golf, fútbol, baloncesto, tenis de mesa, billar, futbolín, andar en bici… hasta cogimos cangrejos en una charca. Además de las variadas y divertidas dinámicas que organizaron los monitores.
En fin, han sido unos quince días maravillosos. Desde aquí quiero animar a todos los jóvenes que hayan tenido la suerte de entrar en este blog de participar el año que viene en este campo de trabajo o de realizar otras actividades integradoras que se organicen en sus respectivas ciudades. Verán que su ayuda será gratamente recompensada, ya que al mínimo detalle, la mínima muestra de afecto que uno tiene hacia ellos les será devuelta con creces. Esta experiencia me ha ayudado muchísimo, he crecido como persona, he aprendido a valorar las pequeñas cosas y el último día me fui con una paz interior que no podéis imaginar, feliz de haber compartido dos semanas con personas extraordinarias y al mismo tiempo triste de volver a la rutina de siempre.


Espero que se sigan apoyando estos proyectos y que no se les ocurra rebajar ni un solo céntimo del presupuesto del campo de trabajo del año que viene.


Recibid un fuerte abrazo.

Kepa".

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