Día 13, cómo no, siempre 13. Soy Lolo, voluntario llegado desde tierras africanas, concretamente desde Ceuta y voy a contaros como ha sido este día en San Gil.


Normalmente es Alicia, nuestra querida, petarda y payasa
monitora la que nos despierta “cariñosamente”, pero hoy le he echado una mano.
Equipo, altavoces y unos buenos días al estilo militar con la Diana Floreada de
Caballería, unos gritos de sargento, apertura de tienda y arrastre al césped
con saco incluido para los más remolones, algo sutil y relajado vamos. Aseo,
desayuno y a comenzar los trabajos en la finca con Jose Mari. Cuando llegan los
usuarios de PLACEAT trabajamos codo con codo con una alegre sorpresa, se nos ha
unido Miguel Ángel, un risueño usuario de PLACEAT. A mediodía furgonetas hacia
Plasencia y a comer. Tradicional siestecita en los sofás y a las 16:00 ponemos
rumbo a darnos un bañito en Descargamaria, bueno quien dice baño dice siesta o
un poco de las dos. Levantamos la expedición para ir a Robledillo de Gata,
precioso pueblo con casas de piedra y personas amables que nos invitan a
participar en unos juegos que se están realizando en la plaza del pueblo.
Bailar por parejas sin que se caiga una patata atrapada entre nuestras frentes
no es nada fácil, pero nuestras compañeras Ana Aurora y María se llevan el
trofeo. Visitamos una piscina natural y vamos, como no, a tomarnos una
coca-cola bien fresquita en un bar, antigua cuadra del Marques del lugar
convertida en una rustica y acogedora taberna junto al rio.






Volvemos a Plasencia; ducha, cena y camino a las fiestas de
Galisteo donde voluntarios, usuarios y monitores fuimos bien recibidos por
David el Concejal y la amable alcaldesa de la villa con su singular sonrisa.
Gracias a Galisteo, allí pasamos algunos momentos muy buenos y esa noche fue
buena muestra de ello. A una hora decente dejamos a la orquesta para acompañar
a los usuarios a su residencia y volver a la finca, donde debatimos sentados en
las mantas con un refresco en las manos y el brillo de las estrellas reflejadas
en las miradas.
Buenas noches San Gil.

No me puedo despedir sin contaros un pequeño cuento, la
leyenda de un viajero que recién llegado a una remota aldea y embelesado por su
belleza acabo parado en medio de un cementerio. Las lagrimas brotaron cuando
descubrió unas inscripciones en las lapidas. Debajo de cada nombre ponía el
tiempo que esa persona había vivido. 5 año, 3 meses y 1 día en la primera
lapida; 7 años, 5 meses y 5 días en la segunda; 8 años, 1 mes y 3 días en la
tercera. En toda las lapidas fechas similares y ninguna superior a los 13 años.
Que extraña maldición pesaba sobre aquel lugar para tan penosa situación. Una mujer llego, descubrió al vaiejro entre
lagrimas y tras una breve charla le explico la razón de tales fechas. La
tradición del pueblo era que al cumplir los 16 año, los padres regalaban una
libreta a sus hijos que estos debían llevar colgada al cuello y en la que
anotaban la duración de los mejores momentos de su vida; un beso de la persona
amada, un viaje a la playa, una tarde de invierno en familia, el nacimiento de
un hijo, etc. Los momentos por los cuales esta vida cobra sentido y que debemos
perseguir para ser felices.
Gracias a todos por ayudarme a poder anotar estos 15 dias
completos en la libreta de mi vida.
Dicen que la felicidad es lo único que al dividirse se
multiplica. Usuarios, monitores y voluntarios, a todos y cada uno de los
miembros de esta gran familia, GRACIAS .