sábado, 12 de septiembre de 2015

Día 15, Campo de Trabajo San Gil-Placeat, 16-8-2015

Hoy llega ese día en los que hay una mezcla de alegría y tristeza que no deja indiferente a nadie. Hoy es el último día del Campo de trabajo San Gil Placeat 2015. Por la mañana los voluntarios se levantan un poco más tarde, damos un poco de tregua después de tantas horas sin dejarlos descansar. El trabajo por la mañana es limpieza y mantenimiento de finca, limpiar furgonetas antes de ir a comer a Plasencia.
Después de comer, nos hemos traído a los usuarios/as a la finca con nosotros, para estar con ellos todo el tiempo posible antes de la despedida. La tarde pasa entre risas y juegos, piscina y esos corrillos tan necesario donde se empiezan a ver las primeras lágrimas al saber que esto se acaba.

La cena fue muy emotiva, todos juntos, usuarios, voluntarios y monitores, entre brindis y palabras bonita antes de tenerles preparados una gran fiesta sorpresa para quitar esa tristeza por risas, que realmente es lo más importante en este campo de trabajo. 
La fiesta consistió en el programa de: ”Tu cara me suena”, los voluntarios disfrazados debían realizar una imitación de diferentes cantantes.  Los usuarios eran los espectadores que espontáneamente salían a bailar con ellos, y por supuesto el jurado que con sus puntuaciones y valoraciones levantaban el ánimo y la alegría de todos.

Ni que decir tiene lo bien que se lo pasaron todos, todos bailando y cantando juntos, con cariño y ternura que no hace más que ponernos la piel de gallina a los que llevamos tanto tiempo en esto y que jamás nos cansaremos de verlo y valorar tanto bien que hace.
Y sin querer llego la hora de la despedida, ese momento que nadie quiere que llegue pero que es necesario que llegue para valorar todo lo que ha sucedido estos 15 días. Muchos besos, abrazos, miradas cómplices, cariño, amor, ternura y también soledad al decir adiós a sus amigos los usuarios, esas personas que tanto calan en el corazoncito de los voluntarios. Y con esas lágrimas los llevamos de vuelta a Plasencia en un viaje que fue agrio pero que también quedo la esperanza de volver a verlos algún día.
Ya de vuelta a la finca solo voluntarios y monitores, en un gran corro hubo conversaciones profundas, pero sobretodo cariño por haber compartido estas grandes experiencias juntos. Nadie se quería ir a dormir, muchos se quedaron durmiendo en el césped, hasta que toco despedir a las voluntarias gallegas que salían a las 4:00 a.m. y ya paso este último día tan rápido que casi no te das cuenta.

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