viernes, 15 de febrero de 2013

Valoración Personal de Andrea. Voluntaria al Campo de Trabajo Internacional San Gil/Placeat 2012

"Este fue el tercer campo de trabajo del que formé parte. Una vez más, pude comprobar cómo me invadía esa mezcla de sentimientos única y tremendamente especial que te proporcionan, de principio a fin, esos 15 intensos días que son una auténtica evasión de la realidad cotidiana. En una carrera del mundo de lo social como es la que estoy cursando (trabajo social), donde predomina con mucho y por desgracia lo eminentemente teórico, una experiencia de este tipo me recuerda, año tras año, qué es lo que me gusta hacer, donde puedo ser yo misma y cuánto, cuantísimo me queda por aprender. Lo dije en la dinámica de la primera noche y lo volví a repetir en la emocionante del final, me voy con la sensación de haber recibido mucho más de lo que yo pude dar, una mezcla de gran satisfacción, de que todavía me queda mucho por ofrecer y de que, realmente, lo hice lo mejor que pude o que supe.
 
Que una persona con cualquier tipo de discapacidad puede dar todo de sí y vivir la vida, conocer el mundo y disfrutar de él, así como dar y recibir como cualquier otra, ya lo sabía, de manera innata, desde hace mucho tiempo. Es más, que la discapacidad no es más que un concepto, que puede ser interpretado de mil y una maneras diferentes, es un hecho, una aplastante realidad. Me explico con varios ejemplos, ¿acaso, en el transcurso de estos 15 días, no nos hemos sentido cualquiera de nosotros, como “discapacitados” en alguna situación? ¿No nos hemos sentido frustrados al no poder establecer una comunicación fluida entre los nacionales-internacionales? Mientras, solo por poner un ejemplo, Lorenzo era perfectamente capaz de comunicarse con cualquier internacional sin ningún tipo de traductor ¿No nos hemos sentido incapaces de comunicarnos con los usuarios en algún momento? Cuando, por otro lado, solo era cuestión de tararear una canción cerca de Carlos Alberto para que él te acompañara con su increíble chorro de voz ¿No silenciamos más de una vez nuestras emociones o sentimientos por no saber cómo exteriorizarlos? Y sentir una punzada de envidia sana al observar como Saluki, Javi, Luque, etc. ofrecían todo su cariño de una manera supernatural y espontánea.
 
 
Después de este tipo de reflexiones, ¿no podemos llegar, pues, a la conclusión de que las “discapacidades” y las “capacidades” varían y se transforman dependiendo del ojo que las mire? Creo, desde mi punto de vista personal, que el tener esto en mente es un buen punto de partida para reaprender a observar, interactuar y comprender a todas las personas de este mundo.
 
 
Releyendo lo escrito, es posible que me haya ido un poco por las ramas. Volvamos al campo de trabajo. Con sus altos (que fueron la mayoría) y sus bajos, esta ha sido una experiencia que yo calificaría, aunque suene algo a tópico, de increíble e inolvidable, en la que me sentí querida y arropada por todos y cada uno de mis compañeros, ya sean voluntarios, como usuarios y monitores y en la que conocí esta tierra tan extraordinaria como desconocida que es el norte de Extremadura de la mano de los mejores guías, a la que no he parado de publicitar desde que llegué a Galicia. En la que me perdí un poco a mi misma y me volví a encontrar, pero en una versión mejorada. No es que sea una experiencia recomendable, es que es necesaria. Por eso, gracias, mil gracias a todos, porque, aunque no lo sepáis, ya formáis parte de mi historia, de mi aprendizaje de esta bella lección que es la vida.

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