viernes, 15 de febrero de 2013

Valoración Personal de María Salazar. Voluntaria al Campo de Trabajo Internacional San Gil/Placeat 2012

"No es fácil para mí dar una valoración personal del campo de trabajo, y más aún cuando vives una experiencia como esta, con tantos matices, tantas sensaciones, tantos sentimientos…
Es curioso ver como algunas experiencias te hacen creer que estas en un pequeño mundo paralelo, aislado del resto de la gente, del resto de las costumbres… Un mundo donde no existe casi internet, ni las preocupaciones de nuestra vida corriente, ni la rutina del día a día.
En este caso, este mundo se llama San Gil. Los habitantes son tan solo tres monitores, unos voluntarios y un grupo de usuarios. Estos conviven prácticamente las 24 horas del día, se divierten, juegan, trabajan, se conocen…
Se trata de un mundo con leyes distintas, donde el tiempo no pasa igual, tres días parecen un año pero para cuando te quieres dar cuenta, han pasado ya dos semanas.
La cultura y costumbres también son diferentes, no en vano son mezcla de culturas y costumbres  muy distintas que provienen de países lejanos o de todo tipo de vivencias. Además se crean las propias en San Gil. La costumbre de pasar una piedra cuando alguien contesta “sí” o “no”, la costumbre de matar dando un beso en el cuello… Incluso el idioma es diferente. En  este mundo no se habla un idioma, se hablan muchos, y se entiende lo que no se dice. Una canción, un gesto o una mirada puede decir más que una palabra.
En este mundo casi no se duerme. De hecho, cada día que pasa se duerme menos, pero esto no impide que no se aproveche el día al cien por cien. Por la mañana se trabaja mano a mano con los usuarios y por la tarde se hacen excursiones. Los vehículos son unas calurosas furgonetas que nos llevan a los sitios más bonitos y desconocidos de Extremadura: ríos, pozas, cascadas, montañas, parques naturales, pequeños pueblos, ciudades…
Las viviendas consisten en tiendas de campaña, las reuniones en mantas en círculo en el jardín, las frases como “pellejo” o “ay, qué guarrito eres” se oyen a todas horas, las muestras de afecto, besos, abrazos están a la orden del día y los sentimientos a flor de piel.
Me salgo por un momento de este mundo de San Gil, construido por recuerdos, para ponerme frente al ordenador. Para decir que nunca había participado en una iniciativa como ésta. Nunca había tenido relación con el mundo de la discapacidad y si bien al principio, tengo que confesar, que tenía un poco miedo de lo que me podía encontrar, las dudas se disiparon rápidamente. Descubrí a un grupo de personas con necesidades que me eran más familiares de lo que podía haber imaginado y que me arrancaron una y mil sonrisas todos los días. Además, me ha dado la oportunidad de conocer a mucha gente, que sin duda ahora puedo considerar amigos.
Creo que es realmente necesaria la labor que llevan a cabo Chuchi, Mika, Javi y Álvaro y las asociaciones como Placeat. No solo para los usuarios, si no para gente como nosotros, que hemos podido disfrutar tanto. Creo que esta experiencia me ha abierto los ojos, y me ha vuelto más sensible a esta realidad .Y me gustaría, más allá del recuerdo, poder regresar a ese mundo de San Gil."

No hay comentarios:

Publicar un comentario