viernes, 15 de febrero de 2013

Valoración Personal de María Zabala. Voluntaria al Campo de Trabajo Internacional San Gil/Placeat 2012

"Estaba esperando el mejor momento para sentarme y reflexionar sobre la experiencia de mi primer campo de trabajo. Y ese momento es ahora, que ya han pasado 3 meses y no siento la experiencia ni tan cercana ni tan lejana. Siento que es ahora cuando soy capaz de analizar todo esto desde un prisma más objetivo y sin sentimientos a flor de piel.
Fue precioso, una suerte, y un privilegio ser aceptada en este campo de trabajo y poder formar parte de él junto a todos los usuarios, compañeros y monitores. Cada cuál aportando su grano de arena que hacía único todo lo que vivíamos, e hiciese que este campo de trabajo fuese mágico y casi perfecto.
No todo fueron momentos buenos porque este campo de trabajo fue un reto para todos los que formabamos parte de él, en el que teníamos que enfrentarnos a  trabajar por primera vez (o no) con la discapacidad; conocer a personas que venían de países diferentes y enfrentarnos ante la barrera del lenguaje y la comunicación; intentar mantener un buen ambiente y buenas relaciones con personas que no conocíamos; aceptar la falta de intimidad; y conformarse con las comidas que traía el catering, que podía gustarte o no.
No surgieron grandes conflictos entre nosotros, pero es verdad que este campo de trabajo no ha significado lo mismo para cada uno de nosotros.

Personalmente, disfruté muchísimo conociendo a cada usuario y conociendo su discapacidad, cada uno diferente y único, con algo que le caracterizaba. Los había excesivamente dulces; cariñosos; bromistas; entrañables; repetidos y graciosos; astutos e inteligentes; independientes; enamorados; serios…
Y sus cualidades hicieron que inevitablemente, cada uno de nosotros tuviese debilidad por unos u otros, y quizás, estabamos más con unos que con otros, y así estabamos todos sincronizados y nunca ningún usuario estaba solo, porque no todos simpatizamos de igual forma con ellos.
Aquellos con los yo tuve la suerte de empatizar mejor, me han dejado una huella indiscutible en el corazón, porque me marcaron mucho emocionalmente y me aportaron muchísimo.
Y me quedaré con eso de este campo de trabajo.
Me quedaré con todo lo que aprendí con ellos; de mi misma; de los demás; y no olvidaré nombres como Pablo, Facundo, Carlos Alberto, Lorenzo, Eva, Chuchi, Jorge, Luque, Goyito, Oliver…
E inevitablemente, un campo de trabajo siempre hará que tampoco te olvides de la demás personas que allí conociste, que empezaron siendo compañeros, pasaron a ser colegas, y al final, pudiste darte cuenta de que incluso te llevabas una amistad de alguien que consiguió llegar a tu corazón.
Se conoce a gente muy interesante que ha decidido al igual que tú, pasar parte de su verano en un campo de trabajo, con lo que te podrás sentir identificado con ellos y compartartir valores y cosas en común.
Pasamos muchos momentos divertidos en las tertulias nocturnas después de la hora de cenar, que muchas se prolongaban hasta altas horas de la madrugada.
Reímos hasta llorar; lloramos hasta acabar abrazados a alguien; jugamos a muchos juegos; hicimos travesuras; nos divertimos; y nos aburrimos pocas veces.
Los monitores nos enseñaron los lugares más bonitos de Extremadura, llevando a cabo excursiones preciosas y bien organizadas llenas de encanto, con nuestros amigos los usuarios.

No siempre podían venir todos, porque muchas excursiones tenían un grado de dificultad que no hacia posible que muchos de ellos viniesen, así que a la hora de las excursiones, siempre nos acompañaban los mismos usuarios.
Por la mañana todos venían a la finca, y llevabamos a cabo trabajos de limpieza y cuidado con ellos, como pintar, limpiar, quitar escombros, cortar el césped, regar…
Se sentían útiles y compartían muchas sonrisas con nosotros. Pudimos ver rostros de felicidad en sus caras, y eso era lo más bonito.
Y así es el mundo de la discapacidad, un mundo mágico lleno de sorpresas donde la monotonía no existe en nuestras relaciones, porque cada día te sorprenden con cosas nuevas y siempre tienes que estar atento a cada movimiento, ya que nunca sabes por dónde va a salir cada persona.

Es cierto que hay muchos tipos de diversidad funcional, y cada una es un mundo, ya que puedes encontrarte con personas que no pueden hablar, personas que no pueden caminar sin ayuda, personas que no pueden escuchar bien, personas que todo lo que te cuentan son invenciones de su vida dentro de su cabeza, personas agresivas, personas excesivamente cariñosas, personas que mentalmente son niños y un largo etcétera, pero todas estas personas, van a tener siempre algo en común: son personas que como tú y como yo, luchan cada día por autosuperarse y evolucionar, y dar más de sí. Nunca abandonarán su deseo y amor por vivir, por disfrutar, por reir y hacer reir a los demás, por ser felices.
Nunca se puede perder la paciencia con estas personas, porque debes ser consciente de sus limitaciones físicas y mentales, y aunque haya momentos dificiles, la frustración nunca será el mejor camino, y hay que tener una gran capacidad de empatía para llevarlo lo mejor posible.
Quiero agradecer que haya personas como Chuchi, Miki, Javier y Álvaro, implicadas con este sector, que fomentan el conocimiento y amor por personas con diversidad funcional, llevando a cabo estos tipos de proyectos, que ha hecho posible que jóvenes de diferentes puntos del mundo lo conozcan y levanten su interés por ello después de estar a SAN GIL.
Espero que siempre haya más y más personas como vosotros deseando luchar por la justicia, derechos, igualdad e integración del ser huamano.
¡Gracias y mis mejores deseos de que todos estéis bien por allí, y que estéis donde estéis, siempre nos unirán los recuerdos del verano de 2012, ¡verano, verano, verano…verano en San Gil, qué bonito es el verano!"

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