El segundo día fue cuando conocí
a Mimi y a Miguel y me robaron el corazón, Mimi con su alegría, sus bailes, sus
besos, sus móviles de cartón... Y Miguel, qué decir de Miguel, es de esas
personas que enamoran, sus abrazos son la cura de todos los males y su
increíble capacidad para comunicarse y hacerse entender sin poder hablar es
sorprendente. Ellos tendrán siempre un huequito en mi corazón.
A lo largo de los días fui
conociendo más usuarios que también acabaría llevando en el corazón, como son
Lorenzo, Tomás, Manuel, una persona
admirable y 100% implicado con su hermano; Manolo, con sus super abrazos y sus
historias de cuando era Policía o construía campanas, entre muchas otras; Javi,
Gloria, Alberto, con su ¿Cómo te llamas? Y acabó sabiendo cómo me llamaba.
Podría mencionarlxs a todxs porque cada unx deellxs me aportó algo diferente
pero el denominador común es el enorme cariño que recibí de todxs y cada unx de
ellxs.
En San Gil todxs somos ricos ya
que somos millonarios en buenos sentimientos y emociones. En la finca todo se
hace desde el corazón, ya que es el único modo que conocemos para hacer las
cosas.
San Gil es ese lugar dónde cada
noche podemos observar una lluvia de estrellas fugaces, para recordarnos que
los deseos se pueden hacer realidad, nuestro deseo es conseguir un mundo mejor
en el cual las diferencias entre personas sean un recurso de aprendizaje y no
de segregación.
Vivir este campo de trabajo es
como vivir dentro de una pompa de jabón, dentro de nuestra pompa el mundo es
maravilloso, un mundo donde el respeto, el amor y la igualdad son la base de
nuestras acciones. Al acabar estos 15 días la pompa no explotó, cada unx de
nosotrxs nos llevamos un trocito de la pompa a nuestras casas, en diferentes
partes de España, es labor de cada unx hacer que esa pompa se haga cada vez más
grande, hasta que llegue un día que todas se junten y creen del mundo un
lugar mejor.
Lo más duro de los 15 días fue la
dinámica final y posterior despedida de los usuarios. En la dinámica final cada
uno abrimos nuestros corazones para explicar lo que esta experiencia significó
para nosotrxs. Nunca olvidaré el momento en el que Miguel me abrazó y se puso a
llorar, o ver a Javi que da la imagen de ser un hombre duro, derrumbarse y
caerle las lágrimas... Fueron momentos muy duros, donde pudimos observar que el
cariño y amor que dimos y recibimos durante estos 15 días, fue real.
Fue muy
complicado despedirse de personas que durante 15 días, 24 horas al día formaron
parte de tu vida y con las que compartías todo, tengo claro que esta despedida
no fue un adiós, sino un hasta pronto.
Hasta pronto usuarios, hasta
pronto voluntarios, hasta pronto monitores, hasta pronto familia!
Gracias por llenarme el corazón
de emociones positivas y millones de recuerdos que jamás olvidaré.
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