El día se presentaba completito, íbamos a darnos un buen
tute sobre las cuatro ruedas del autobús. Era necesario un gran despertar para empezar
con energía ¿ah, que no lo sabías que tenemos un despertador que levanta de un
suspiro hasta a los más dormilones y que
se encarga de ello una persona que no falla a esta cita desde hace años?
Pues ven a descubrirlo. Dentro de su gran repertorio esta vez nos aupamos de
las tiendas al ruido de los pitidos del coche como si estuviera vendiendo
melones para acabar cogiendo un megáfono y proseguir con su ardua tarea de
levantarnos.
Ya cuando llegamos a
la residencia Placeat de San Gil se palpaba que nos íbamos de excursión a uno de los
lugares favoritos, sino el que más de los usuarios: El Centro de Recuperación
de animales “Los Hornos”. Fuera nos estaban esperando todos con ímpetu y ganas
descontroladas. Una vez llegamos al sitio nos dividimos en dos grupos y
Carolina, una de las trabajadoras, se encargó de enseñarnos la maravillosa
función que hacen. Se acordaba hasta de
alguno de los nombres de los usuarios… ocho años viniendo aquí dan para mucho.
Tomás (uno de nuestros chicos) bien podría hacernos de guía ¡se sabía el nombre
de todos los animales! ¡Y mira que había! Lo más característicos que pudimos
ver fueron: cigüeñas, águilas imperiales, buitres, lechuzas, búhos, mochuelos,
garzas, nutrias o meloncillos por citar algunos ... Los usuarios ensimismados
se quedaban alucinados con cada explicación prestando gran atención y mimo a
algún animal que nos dejaron tocar.
A media mañana nos fuimos a Cáceres. Comimos todos juntos en
las escaleras del Ayuntamiento, hicimos una “despedida de soltera” y realizamos
una visita exprés por el conjunto monumental de poco más de media hora. Allí, la
paisana Ana y un servidor, nos encargamos de que se quedaran con buen recuerdo
de la ciudad y los usuarios más valientes
que mejor podían seguir nuestro ritmo nos acompañaron.
Hicimos una temeridad después de la visita cacereña ¿has
oído hablar de si hace calor en Cáceres en
agosto y más si cabe en campos y pueblos de alrededor? Pues bien aprovechando
esta oportunidad de la cercanía fuimos a Los Barruecos. Mientras que los
usuarios se quedaron descansando y viendo el Centro de Interepretación, los
voluntarios nos adentramos en campo abierto. Hicimos la ruta de los sentidos
con un calor que las camisetas nos la poníamos en la cabeza y casi que veíamos
oasis tras cerca de una hora de caminata a las cuatro y media de la tarde.
Cogimos el autobús de vuelta, se bajaron los usuarios y nos
volvimos con las furgonetas a la finca. Cuando llegamos con el calor de todo el
día sin haber parado era imprescindible el baño pertinente en la mini piscina. Volvimos
a bajar a la residencia y cenamos con los usuarios para después hacerlo los
voluntarios. Al volver a la finca hicimos un mini karaoke y a partir de las
23:00 hicimos una dinámica para conocernos un poco mejor y saber porque hemos
elegido este campo de trabajo.
Y mañana seguimos chiquit@s!!
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