viernes, 2 de agosto de 2019

Día 2. Campo de Voluntariado San Gil/Placeat. Financiado por el Instituto de Juventud de Extremadura. 2019. 30-07-2019

Martes 30 de julio 2019.
Con el primer amanecer en la finca nos sentimos un poco desorientados, no sabíamos dónde estaban las cosas y, lo más significativo, había un vacío cafeínico. Pero ya con los usuarios, fuimos arrancando. Empezamos con un calentamiento para conocernos mejor y nos mezclamos con los usuarios en tres grupos para desarrollar el trabajo de finca y los talleres en la residencia. En el albergue, nos deshicimos de todas las piedras de la pista y levantamos una polvareda tan intensa como el calor que hacía. Otros (y otras) fuimos testigos de las clases magistrales de jardinería lideradas por César, mientras que el resto del equipo estuvo delante de las cámaras del programa “Escúchame” de Canal Extremadura TV, un programa que, holga decirlo, puede presumir de ser el único a nivel europeo que está conformado, exclusivamente, por miembros con diversidad funcional.
Una vez almorzados, nos echamos una siesta tanto usuarios como los voluntarios. 
 La tarde prometía y necesitábamos energía. Marchamos a la piscina municipal de Galisteo y Miguel Ángel, lleno de pintura y con su eterna sonrisa, inauguró el primer champuzón del campo, eso sí, pasando primero por la duchita (normas de la socorrista). Una vez ya todos dentro del agua, nos enralamos con juegos dentro del agua. Toñi arrasó.
Cuando el frío empezaba a molestar, salimos en busca de rayitos de sol como girasoles. Los usuarios improvisaron un chill-out (que no tenía nada de ‘chill’) con un picoteo ‘salao’. La música es un imperativo del campo, como lo son las risas.
Con cloro en las pieles, nos dirigimos a la muralla de Galisteo y respiramos la historia del lugar. El calor apretaba como nunca y ya la tarde estaba más que entrada. Gloria, sedienta, bebió agua de una fuente, pero salía casi hirviendo por lo que tuvimos que acompañarla a la tienda del pueblo. Se bebió de una sentada 1’5L de agua. Mientras, el resto de usuarios y voluntarios se pasearon por lo alto de la muralla.
 Ya de vuelta, Palomo nos recibió con su guitarra y sus cantos. Cenamos y volvimos a cenar: tocaba ‘Noche Intercultural’. Los usuarios llegaron puntuales mientras nosotros estábamos aún preparando el show. Nos enrollamos de mantas hasta arriba para combatir el frío y Toñi, triste por la reciente ruptura con Aparicio, se olvidó de sus pesares con nuestros bailes y canciones. Una vez terminadas las presentaciones, todo el mundo se puso en pie para arrasar con la comida típica de cada comunidad.
Con esto y unas estrellas fugaces, Morfeo vino y caímos rendidos.

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