El día comenzó a toque de claxon
ininterrumpido para despertar a los dormilones voluntarios que permanecieron el
día anterior hasta altas horas de la madrugada con la guitarra, ukelele y
timbales de nuestros compañeros. Así amaneció el día y tras reponer fuerzas con
el desayuno, y antes de dividirnos en grupos de trabajo, Patrick recibió su
cometido por perder el juego de la piedra, teniendo que saltar eufóricamente
cada vez que escuchase la palabra “GaliCteo”. Tras eso, unos se quedaron en la
finca donde realizaron las labores de mantenimiento y limpieza de las
instalaciones, así como la puesta a punto de la piscina que tanto nos
refrescará. Otros, partimos hacia Plasencia para realizar talleres manuales y
musicales con los usuarios. Terminado este cometido, nos marchamos a comer,
momento en el que echamos por tierra el refrán “Lentejas, si quieres la comes y
sino las dejas” ya que algunos se comieron hasta las sobras.
Una vez terminada el almuerzo,
decidimos ir a comprar algunos refrigerios para las horas de descanso y no deshidratarnos,
mientras que otros estaban en el sofá estirando las piernas y torciendo el
cuello. Preparamos los trajes de baño y nos fuimos, usuarios, voluntarios y
monitores, camino de Galisteo en unas refrigeradas furgonetas.
Una vez allí, comenzamos con la
visita a la piscina del pueblo donde nos refrescamos con muchas ganas y donde
conseguimos un gran reto: que se bañase Manolo, uno de los usuarios (hecho que
será gratamente recompensado). Después de quedarnos como garbanzos, partimos
hacia el Ayuntamiento donde nos esperaba la Alcaldesa para mostrarnos las
dependencias de la Casa Consistorial y los lugares más importantes del pueblo.
Pasamos agradables momentos cada vez que escuchábamos la palabra Galisteo, y la
Alcaldesa también. Llegadas las 21 horas tomamos nuestra contundente cena con
fresquitas bebidas. Tras finalizar la ruta nos repartimos en las furgonetas y
cada mochuelo a su olivo, los usuarios a descansar y los voluntarios a
continuar con la velada nocturna.
Ducha y preparación de la “Noche Intercultural”
para conocer un poco más sobre los lugares de procedencia de cada uno. Hubo de
todo, cosas preparadas, improvisadas, exposiciones cortas, largas, todo ello
con bailes, cantes y productos típicos de la zona que fueron bienvenidos para
nuestros hambrientos estómagos, todo ello acompañado con algunos líquidos.
Llegado este momento, unos decidieron dormir y otros ver las estrellas fugaces
mientras escuchaban los acordes de la guitarra de Rubén. Y para terminar este
agradable día, los más trasnochadores terminaron con una ronda de chistes los
cuales dejaron la mandíbula agotada. Luces apagadas y todo casi recogido. Entre
sueño y sueño, nos plantamos en el tercer día…
Personalmente, todo va sobre
ruedas, no faltan las risas en cada momento. Todos los usuarios y los
voluntarios hemos hecho una piña y la relación es muy buena. Se despide la
folclórica, ¡¡hasta otro día!!
Angel. Sepere. A. Menor. Pare. Madre
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