sábado, 16 de agosto de 2014

Día 9. Campo de Trabajo San Gil-Placeat 2014. 12-8-2014.

Hola! Me llamo Alberto y soy el único buitre autóctono de este campo de trabajo, y en mí recae la responsabilidad que los voluntarios se lleven un buen recuerdo tanto de los paisajes como de mis paisanos. Hoy hemos podido dormir un poquito más, tocaba excursión, y las piernas las teníamos que tener bien descansadas para el tute que nos íbamos a dar.
El bueno de Ramón nos estaba esperando con impaciencia y ganas de aventura cuando llegamos con los autobuses y se unió a nosotros. Después de la caminata de una hora, haciendo paradas tanto para beber y echarnos un poquitín de agua como para disfrutar de las vistas y hacernos fotos, descendimos y dejamos las cosas para bañarnos todos juntos. Llegamos a lo alto de la “Garganta de los infiernos” sinceramente el nombre asusta…jaja. Pero nada que ver con el infierno el agua no estaba tan caliente. La cara que se nos quedó de asombro ante tanto espectáculo en los pilones fue brutal, sin duda el esfuerzo había merecido la pena. Cogimos fuerzas comiendo los bocadillos en la orilla y las chicas aprovechaban así para buscar entre las piedras algún sitio cómodo para echar la siesta ah y sin olvidar los bailes que nos hizo Ramón ¡qué grande!
Cuando despertaron llegó lo mejor hicimos el ascenso andando para luego el descenso hacerlo nadando, de rodillas, a gatas, con el culo arrastras o como bien pudo cada uno. Sin duda fue una liberación de adrenalina espectacular cuando muchos de nosotros en el descenso nos íbamos tirando desde las rocas más altas a las pozas más profundas y también desde los toboganes naturales. Hubo algún que otro percance en este particular barranquismo con rodillas, resbalones, suelas que se rompieron, dedos que han cambiado de color pero nada serio. Poco a poco fuimos descendiendo río abajo disfrutando del paraje en el que por fuera Manuel y Chuchi nos iban haciendo un reportaje fotográfico. Una vez acabado la aventura mientras se secaban las zapatillas con las que nos bañamos aprovechamos para darnos el último baño todos juntos antes de que comenzara la bajada.
Durante la bajada que fue más llevadera no tuvimos ningún percance a excepción de Luisa que muy coqueta ella quiso ir con sandalias con taconcitos que se le acabaron rompiendo. Al llegar al final no era un oasis lo que vimos era un bar donde recuperamos las fuerzas perdida ya que se nos había acabado el agua fresquita.
Cogimos los autobuses, volvimos al campo de trabajo y para los que quisieran antes de la cena fuimos al bar del pueblo por primera vez. Y bueno chavalada hasta mañana.

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