Después de comer, nos hemos traído a los usuarios/as a la
finca con nosotros, para estar con ellos todo el tiempo posible antes de la
despedida. La tarde pasa entre risas y juegos, piscina y esos corrillos tan
necesario donde se empiezan a ver las primeras lágrimas al saber que esto se
acaba.
La cena fue muy emotiva, todos juntos, usuarios, voluntarios
y monitores, entre brindis y palabras bonitas todos juntos demostrando lo importante que ha sido pasar las 24 horas del día juntos .
Para finalizar realizamos una dinámica muy emotiva, donde usuarios, voluntarios y monitores expresaron todo lo que había supuesto estos 15 días. Preciosas palabras se dedicaron unos y otros.
Y sin querer llego la hora de la despedida, ese momento que
nadie quiere que llegue pero que es necesario que llegue para valorar todo lo
que ha sucedido estos 15 días. Muchos besos, abrazos, miradas cómplices,
cariño, amor, ternura y también soledad al decir adiós a sus amigos los
usuarios, esas personas que tanto calan en el corazoncito de los voluntarios. Y
con esas lágrimas los llevamos de vuelta a Plasencia en un viaje que fue agrio
pero que también quedo la esperanza de volver a verlos algún día.
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