domingo, 14 de agosto de 2011

13 de Agosto, Sábado, Campo de Trabajo 2011.

Comienza una nueva aventura del campo de trabajo Placeat, hoy nos hemos puesto en marcha con nuestras furgonetas para visitar la comarca de La Vera. El primer destino que nos hemos marcado ha sido Guijo de Santa Bárbara, para embarcarnos en una ruta senderista camino del Trabuquete. Una garganta natural espectacular, donde se puede realizar saltos desde roca para caer en el agua helada que viene de la sierra. Antes de todo esto hemos despedido a la primera voluntaria que por motivos laborales se ha tenido que marchar antes de tiempo, ante el desconsuelo de ella los usuarios han querido demostrarle su cariño y admiración por mejorar sus vidas. Raquel esta siempre será tu casa, nunca te olvidaremos, GRACIAS.
La rutina de levantarse y desayunar todos juntos marca cada día el inicio de una nueva, sorprendente y grata experiencia. Hoy no ha sido menos, ya en Guijo de Santa Bárbara nos hemos encontrado con una banda popular que, al bailar con su ritmo, nos ha envuelto en la alegría y complicidad que compartimos con los usuarios.
A pesar del calor ardiente que nos iba golpeando la espalda, la subida del camino hacia el Trabuquete nos ha hecho gozar de unas de las mejores vistas de un paraje increíble, mezclando montañas con riachuelos, caballos, cabras, viento, flores… Es decir, hemos andado al compás de la belleza de la naturaleza. Ha sido una caminata que ha requerido cierto esfuerzo para los usuarios, pero esto no les ha impedido ir con esa sonrisa suya en la cara, satisfechos de ser capaces de ir con nosotros adonde los llevemos, agradecidos de que no dudemos de ellos. Así, tras esta dura prueba de auto superación, hemos dado con nuestro merecido premio: un precioso rincón de agua limpia y fría como el cristal, rodeada de rocas que desprendían un agradable calor, con pequeñas cascadas que con su sonido relajaron hasta el más cansado caminante. Qué placentero poder sumergir la cara en el agua, levantar los ojos y encontrarse rodeado de altas montañas!
El descenso ha sido mucho más cómodo para todos y, tras llegar al pueblo y habernos tomado una bebida necesariamente refrescante, hemos aprovechado para comprar algunos productos típicos de la zona, tales como el tasajo y unas morcillas de patata y calabaza, con los que hemos dado un giro de sabor a nuestra cena.
Finalmente, llega el momento en el que nos sentamos al césped con la sensación de haber aprovechado el día, con el cuerpo cansado, pero resistiéndonos al sueño para apurar hasta el último minuto el poder compartir más risas y, hoy en concreto, siendo la noche de la lluvia de estrellas, poder disfrutar de este paraje que a todos nos ha robado el corazón.

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